Tucson, al sur de los Estados Unidos, es una de las ciudades que definitivamente hay que tener en el radar. En 2016 fue declarada la primera Ciudad Gastronómica de E.U.A. por parte de la UNESCO y no es para menos. Su gastronomía se viste vibrantes sabores y experiencias inigualables.
También puedes leer: Una oda a las angulas
Hablar de Tucson es hablar de cultura, historia y por supuesto, excelente gastronomía. Ahí, a dos horas de Phoenix, esta pequeña ciudad alberga la cocina de migrantes, locales y apasionados del buen comer y beber.
Sin pretensiones ni ostentaciones. Sencillos, únicos y auténticos son los chefs, hoteleros y productores de vino (sí aquí también hay vino) del destino sureño. Recientemente tuvimos la oportunidad de conocer de cerca este encantador lugar.
También puedes leer: 6 datos que debes conocer de Barbados
La gastronomía de Tucson destaca por su variedad y su cercanía a nuestro país. Curiosamente, se aleja de todo aquello que caracteriza al sur de los Estados Unidos. Aquí la comida tiene ondita, buena vibra y mucho sabor. Aquí, la población latina le rinde honor a su tierra, pero con un toque de autenticidad e identidad propia, misma que los ha llevado a ser catalogada como las mejores ciudades para comer en el país vecino.
También puedes leer: Gastronomía internacional: ¿Qué comer en Houston?
Ya sea que hablemos de la cocina de un hotel como Loews Ventana —donde su chef sorprende a los huéspedes con colosales y maravillosos desayunos y frescos almuerzos en su terraza — o de un lugar vanguardista como Bata, aquí hay que venir a comer sí o sí.
¿Qué comer un día en Tucson?
Para el desayuno
Visita Cup Café dentro del Hotel Congress en el centro de la ciudad. ¿Pancakes con canela y un side de tocino? Sí, por favor. Aquí los desayunos son de un tamaño decente y bien puedes compartir uno o dos platillos con alguien más. En Cup Café también se especializan en sándwiches y postres que preparan diariamente.
También puedes leer: ¿Qué hacer en Las Vegas durante 48 horas?
Para el lunch
La chef María Mazón es el alma y corazón de BOCA. Aquí ofrecen extraordinarios tacos y botanas. No, no se parecen a los de la CDMX y eso es lo que los hace únicos. Cada platillo destaca por sí mismo. Los imperdibles son: Macho (un chile Anaheim relleno de carne picada y mucho queso), el taco de chipotle BBQ y el taco mar y tierra. Perfectamente bien ejecutados y llenos de sabor.
Aquí no sólo se come bien, uno se siente como en casa y se la pasa pipa.
También puedes leer: Escápate al paraíso tropical de la Isla del Padre en el Estado de Texas
Para el pre-copeo
Sand- Reckoner es un espacio ideal para tener una cita romántica o para ir con amigas a echar vino. El lugar es chiquito y no ofrece alimentos, lo que lo convierte en un gran lugar para ir a tomar una copa antes de ir a cenar. Aquí utilizan uvas de Wilcox American Viticultural Area y sus viñedos se encuentran cerca de las montañas de Chiricahua (que también vale la pena visitar). Los vinos de Sand- Reckoner son orgánicos y con poca intervención.
Para la cena
Tito & Pep, es pura buena onda. El lugar es amplio, bien iluminado, con mesas grandes y platillos hechos para compartir. Nuestros favoritos fueron: la charred baby beet salad, el sea bass crudo, el queso fundido y el postre.
El postre es una locura y, para muchos, la mejor panna cotta que se han comido en su vida. Además, si eres cervecero, no puedes dejar de probar la Rainbow Sherbet, una cerveza súper aromática y con notas ácidas que redondean el sabor de los platillos en el paladar. Un must.
La calidez de cada uno de los personajes de los que hablamos, superan cualquier experiencia. Aquí hay un gran sentido de comunidad, donde todos se echan porras y se ayudan mutuamente.
Sin duda, Tucson se queda en nuestros corazones, no sólo por su impecable gastronomía pero por la calidad de su gente.
Para conocer más del destino da click aquí.
Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest
