El café (para muchos) es la bebida más importante del día y es lo que nos da el boost para realizar todas nuestras actividades en el día. Al año el mexicano promedio consume 1.2 kg de café, incluyendo: el americano, de olla, express, capuccino y por supuesto el instantáneo.
El primer tipo de café instantáneo (o que se podía diluir directamente en agua) nació en Gran Bretaña en 1771, sin embargo, debido a la tecnología y falta de técnica no lograron que fuera instantáneo al cien por ciento. Con los años varios países intentaron hacerlo completamente instantáneo (como Estados Unidos en 1851) pero fallaron.
Fueron los japoneses los responsables de hacer el primer café instantáneo del mundo. En 1901 Sartori Kato, fue el encargado de encontrar la fórmula perfecta para moler el café en su punto, utilizó el mismo método que se aplicaba para el té, así no perdería nada de aroma y sabor.
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Pero 10 años después, serían los estadounidenses los que lo fabricarían de manera industrial. Sin embargo, el sabor no era bueno y perdió ventas rápidamente.
El verdadero responsable de perfeccionar la técnica y hacerlo como lo conocemos hoy fue Nestlé. Encontraron la fórmula para producirlo en masa sin alterar el aroma y el sabor. Nescafé, como llamaron a su producto, fue el primer café instantáneo industrial.
Después de la Segunda Guerra Mundial el café ganó bastante popularidad y se convirtió en un básico de las alacenas caseras del mundo. Posteriormente existieron más marcas y variantes: descafeinado, intensos y más ligeros.
