Colima parece ser un estado de los que no se habla tanto como Oaxaca, Quintana Roo o Puebla; pero desde el momento que uno entra a tierras colimotas es imposible perder de vista la variedad de paisajes, caluroso clima y la cordialidad de sus habitantes.
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Este año Colima cumple medio siglo de haber sido fundada, y dentro de las actividades de los festejos se llevaron a cabo una serie de eventos, conferencias y conversatorios sobre la influencia de Filipinas en Colima; el intercambio cultural, social y gastronómico que hubo entre ambas naciones, con la presencia de la embajadora y representantes de Filipinas en México.
El galeón de Manila, Coco y mango
El Galeón de Manila, popularmente conocido cono la Nao de China, que encallaba en tierras mexicanas una vez al año, era el conducto por el que la Corona española hacía llegar los productos del Pacífico hasta tierras europeas. Previo a la llegada a su destino final en Acapulco, el galeón encallaba en el puerto de Salagua (hoy Manzanillo), para reabastecerse de víveres y comunicar a través del gentilhombre —una persona que enviaba al rey un pliego para darle noticia de los pormenores del trayecto realizado por el virrey en la capital de la Nueva España—.
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Pese a que el desembarco en este puerto estaba prohibido, polizones y desertores del tornaviaje, que era considerablemente más peligroso, lograron escabullirse y asentarse en las poblaciones cercanas a la costa de Colima, con ello se logró la inserción de especias, plantas y frutos originarias del Pacífico como la canela, la pimienta, el mango y el coco; además de técnicas de construcción de vivienda como las palapas y de destilado.
La influencia filipina logró amalgamarse en Colima al grado de crear una identidad única, en la que convergen nombres, métodos e ingredientes tanto regionales como los importados del archipiélago malayo.
El restaurante La Sal y las raíces filipinas
Definitivamente una de las mejores formas de conocer una localidad es mediante su gastronomía. La pasión de productores, campesinos, cocineras y cocineros, al momento de transformar los ingredientes locales abren una ventana directa al comensal para conocer el origen, no sólo de los platillos sino de la historia, y particularidades del entorno donde fueron creados.
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A través de platillos tradicionales y reinterpretaciones de la cocina de colimota, el chef Nico Mejía es un experto al momento presentar extraordinariamente los sabores de su tierra natal con una cocina sin alarde, informal y deliciosa, resultado del amor por su tierra, los ingredientes y sus paisanos.
La Sal, de Nico Mejía (@nicomejiat) fue inaugurado en 2020 a raíz de la pandemia; este año el restaurante cumple 3 años, y lo celebraron a lo grande con una cena de 6 tiempos donde participaron los chefs Carlos Valdés de Sonora y JP. Anglo de Filipinas.
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Carlos Valdés (@carlox.valdex) es originario de ciudad Obregón, Sonora. Egresado de la carrera de ingeniería civil, ha tenido una amplia experiencia como emprendedor en restaurantes de comida japonesa, parrilla y mariscos, negocios de importación de productos del mar, además de haber cocinado en gran parte del territorio nacional, lo ha hecho en países de Europa, América del Sur, y Asia. Desenfadado y de muy buen humor, Valdés produce conservas marinas como abulón, caracol, mejillones, y ostiones ahumados y es fundador de Tatanka, en La Paz, restaurante que este año cumple 20 años.
El chef Joseph Patrick Anglo, mejor conocido como “Jayps” o tan solo “JP” (@chefjayps), es originario de Bacólod, Filipinas. Su carrera culinaria inicia desde que era un niño, viendo y probando platillos cocinados por sus familiares; graduado del instituto culinario Le Cordon Bleu en Sydney, Australia y el Centro de Artes Culinarias en Filipinas, JP es reconocido globalmente por difundir la cultura y gastronomía del archipiélago. De mente curiosa y personalidad afable, el amor hacia la gastronomía de su país se ve reflejada en la alegría que le imprime a cada uno de sus platillos; sus restaurantes “Sarsa” en Manila (@sarsa_mnl) y Kooya Filipino Eatery (@kooyafilipinoeatery) en Dubái, son reconocidos a nivel mundial como algunos de los mejores lugares para probar original comida de Filipinas.
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Definitivamente Colima es un estado que merece la pena conocer, es ideal para aquellos amantes de la playa y los atardeceres; practicantes de deportes como el surf, el paddel o el senderismo; pueblos llenos de historia y personalidad y una gastronomía que vale la pena descubrir acompañada de un vino de mezcal o una buena tuba.
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