Los mitos sobre los beneficios de tomar algún ingrediente a determinada hora, están a la orden del día. A veces se sugiere vinagre de manzana con pimienta de cayena, agua caliente con limón, té verde o de jengibre y, por supuesto, tenemos la famosa cucharadita de aceite de oliva. Hay quien dice que tomar una cucharada de aceite de oliva virgen en ayunas, es un remedio milagroso para prácticamente cualquier enfermedad.
Los defensores de esta teoría aseguran que tomar una cucharadita de aceite de oliva, de preferencia extra virgen y de buena calidad, tiene beneficios cardiovasculares, para la piel, el Alzhéimer, para adelgazar y mejorar el metabolismo, e incluso para prevenir el cáncer de mama. Y aunque el aceite de oliva virgen es un alimento muy saludable, no es ninguna panacea.
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Evidencia científica
Vamos por partes, el aceite de oliva no es milagroso por sí solo. Dado que sus componentes antiinflamatorios son potentes, pueden restringir la progresión de diversas enfermedades relacionadas con la inflamación (desde la artritis hasta el cáncer), pero no las curan.
La realidad de las mejorías que se pueden presentar son consecuencia de una serie de cambio de hábitos: comer más frutas y verduras, tomar más agua, dormir bien, hacer ejercicio, esas recomendaciones que nos dan a diario los médicos y nutricionistas.
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De acuerdo a Healthline, algunos de los beneficios que tiene el aceite de oliva son que ereduce la oxidación de colesterol malo, mejora la salud de los vasos sanguíneos, ayuda a controlar la coagulación sanguínea, disminuye la presión arterial, entre otros. Pero si bien el aceite de oliva es excelente para el bienestar general, es importante tener en cuenta que debe consumirse con moderación (40 ml al día como máximo), ya que en exceso puede provocar obesidad.