Cocinar pasta puede sentirse hasta intuitivo para algunos de nosotros. Después de todo, este es uno de los primeros alimentos que muchos de nosotros aprendemos a cocinar por nuestra cuenta, incluso las cajas de macarrones con queso o un paquete de fideos instantáneos. Pero todavía hay algunos errores que muchos de nosotros cometemos cuando se trata de cocinarla, y estos tienen un resultado negativo en nuestro producto final. ¿La consecuencia de equivocarnos será un plato imposible de comer? No. Pero nos alejará del ideal platónico de arrabiata que todos merecemos. Entonces, hagamos un pacto para dejar de cometer estos cinco errores para lograr la pasta perfecta.
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Ponerle poca sal al agua de cocción
Si hay algo que se debe adoptar como estándar es salar adecuadamente el agua en la que se cuece. El momento para sazonarla es la ebullición; lo demás es salsa. Es como cocinar tus costillas sin sal ni especias, asumiendo que la salsa compensará la falta de sazón. El agua de cocción debe tener un sabor salado. El adagio romántico que dice que el agua de cocción de la pasta sabe a mar es un poco florido, pero el pensamiento es sólido. Prueba el agua antes de agregar tu fussili, si no tiene el nivel de salinidad de un buen caldo de pollo, agrega más, una cucharada a la vez.
Agregar aceite al agua de cocción
Sí hay que sazonar el agua de con sal, pero no hay que darle sabor o “evitar que se pegue” agregando un poco de aceite al agua hirviendo. El aceite se adherirá a la pasta cuando la escurras y, si bien podría ayudar a evitar que los fideos se peguen entre sí, también evitará que la salsa se pegue a los fideos.
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No revisar la cocción
El término al dente significa “mi pasta no está aguada”. No quieres que su pasta tenga una textura de (valga la redundancia) pasta, sino que cada forma se sostenga por sí sola y resista su eventual recubrimiento, y que tenga una textura masticable agradable. Tampoco quieres que quede crujiente en el medio. Empieza probando tu pasta unos 2 o 3 minutos antes de lo que indiquen las instrucciones del paquete, y luego cada minuto hasta que tengas la textura perfecta.
No reservar el agua de cocción de la pasta
Este elixir almidonado y sazonado es la diferencia mágica entre la salsa para pasta que se adhiere lujosamente a cada spaguetti, con una hermosa textura cremosa, y la salsa para pasta que se siente como un objeto encima de los fideos. Agregar un poco del líquido de cocción de la pasta a la salsa mientras combinas los dos es primordial para platos perfectos. Siempre guarda una taza o dos del agua de cocción de la pasta.
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Escurrir la pasta
¿Ese almidón en el agua de cocción que acabas de guardar? Hay una parte de él adherida al exterior de la pasta, y sirve para que la salsa se pegue. Entonces, para conservar el almidón, lo enjuagues la pasta después de colarla. La única excepción a esta regla es para la pasta que se usará en ensaladas; en ese caso no le viene mal un enjuague rápido en agua fría para ayudar a detener la cocción.
Ahora que conoces las cinco cosas que no debes hacer con tu pasta, ve a comprar un paquete para cocerla. Ese próximo tazón de spaguetti perfectamente salteado mejorará enormemente.
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