Una de las leyendas que nutre la idiosincrasia colombiana es la de El Dorado, que como la mayoría de relatos populares tiene diferentes versiones. Cuenta la leyenda que el cacique de los Muiscas tenía una esposa y una hija, pero su esposa tenía un amante. Cuando el jefe se enteró, ordenó a sus sirvientes que la siguieran y mataran al amante. Su esposa no lo soportó y una noche saltó a la laguna con su pequeña hija. Después de un tiempo abatido por la tristeza, el jefe envió a sus sirvientes a buscarlas. Sin embargo, encontraron el cuerpo de la hija sin ojos y le dijeron que su esposa vivía ahora en las profundidades de la laguna. Para honrar a su esposa y su hija, arrojó oro y esmeraldas en la laguna y continuó haciendo este ritual.
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Otra historia cuenta que cada vez que la tribu Muisca tenía que nombrar un nuevo jefe, éste solía ir a la laguna en una balsa de caña decorada hermosamente. Su cuerpo estaba completamente cubierto de polvo de oro, y llevaba ofrendas de esmeralda y oro para los dioses. Cuando la balsa llegaba al centro de la laguna, los que estaban en la orilla arrojaban piezas de oro y piedras preciosas al agua. Así, cuando los exploradores llegaron a América después de escuchar estas historias, se obsesionaron con la búsqueda del oro de estas historias y de ahí nacen leyendas como la de El Dorado.
El W Bogota reescribe se inspira en estas historias para su decoración, es una interpretación moderna de la leyenda de El Dorado con un toque atrevido y original. Uno de los homenajes más icónicos es el famoso grafiti que se encuentra en el lounge del bar, que reinterpreta el lago Guatavita donde tuvo lugar la mítica historia; además, el hotel cuenta con una atmósfera en tonos dorados y oscuros, para mantener la leyenda viviendo.
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Situado en el emblemático barrio de Usaquén, la arquitectura mantiene un toque ecléctico, con habitaciones lujosas con todas las comodidades necesarias. Es uno de los mejores hoteles de la ciudad por su ubicación y estilo único.
Oferta gastronómica en W Bogota
Jairo es un homenaje a todos los campesinos colombianos, ofrece una muestra de la gastronomía local, transformando los productos cotidianos de las plazas de mercado a través de un estilo artesanal de nueva cocina, y promete platos y sabores originales reconectando con la cultura colombiana. Te recomiendo agendar un taller de arepas, donde el chef te explicará de una manera lúdica y amena cómo se prepara este platillo en diferentes partes del país. Además, el domingo podrás disfrutar un brunch con el Mercado de Jairo, con frutas tropicales, comida tradicional, carne y dulces colombianos; mientras que las tardes de viernes y sábado se llenan de fiesta con Linner, una opción con estaciones de comida práctica y rica —sushi, pokes, BBQ, comida árabe, entre otras—, cócteles de autor y DJ en vivo.
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En la cervecería BBC, al interior del hotel, encontrarás opciones artesanales de calidad, que han ganado reconocimientos internacionales. Tienen lager, IPA, Stout, Witbier, Porter, entre otras. Los miércoles hay karaoke y suele ser un punto de encuentro para la comunidad local.
Por último, pero no menos importante, el W Lounge es el punto perfecto para tomar una copa o aperitivo. En el corazón del hotel puedes probar whisky, vino y coctelería sofisticada, donde se destacan sabores e ingredientes locales, como el corozo o el lulo.
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