Tres historias para despedir la temporada de chiles en nogada

Los chiles en nogada que llegan directo al corazón no están en restaurantes, sino en casas donde el ingrediente principal es el cariño.
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Septiembre terminó y con él se despide la temporada de platillos patrios. Aunque nos llena de nostalgia decir adiós, lo hacemos con un mini homenaje. Queremos agradecer a esas familias que cocinan para sus más queridos. Estas personas preparan chiles en nogada con recetas que han pasado de generación en generación y cuyo sazón más importante es el amor.

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Martha y Graciela González Nieto

Lo que empezó con un encargo de 80 chiles en nogada para familia y amigos se convirtió en una tradición anual de dos mujeres poblanas. Las hermanas Nieto llevan más de dos décadas preparando chiles en nogada. En su niñez, Martha y Graciela viajaban frecuentemente a la Ciudad de México y al convivir con sus primos de Tampico quisieron seguir las tradiciones de sus ancestros. Ellas pertenecen a la cuarta generación que con mucha ilusión prepara este manjar. Ellas acompañan su chile en nogada con un café y un postre ligero como gelatina o nieve.

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Adriana Sanchéz Vallejo

Uno de los recuerdos que Adriana tiene más presentes es cuando su mamá preparaba la comida. Específicamente cuando los ingenieros y directivos de la empresa donde trabajaba su papá iban a comer a su casa. En aquella época, no le gustaba entrar a la cocina y menos en fiestas patrias. Había que ayudar a pelar la nuez y como resultado, terminaba con los dedos manchados de negro. Hoy las cosas han cambiado. Año con año recibe religiosamente a sus más queridos que recorren carreteras y colonias con tal de quedarse con un pedacito de su receta. Los ingredientes los compra en el mercado de Cholula, donde el producto es el más fresco de la región. Adriana afirma que los mejores chiles en nogada no están en restaurantes sino en casas donde el ingrediente principal es el cariño.

Raúl Alberto Olmedo Canabal

Olmedo Canabal estuvo cerca de la cocina desde pequeño. La familia por parte de su papá era panadera y a los 16 años el sazón de su abuela lo conquistó. Raúl, hipnotizado por los sabores que viajaban hasta su nariz, le propuso a su abuela ser ayudante de los fogones. Ella, al ver la pasión con la que trabajaba, le compartió la receta. Más tarde y con su permiso, modificó algunos ingredientes y procedimientos. Para lograr una nogada extra cremosa, Raúl utiliza queso de cabra remojado en leche. El resultado es una salsa espesa con trocitos de nuez de castilla y el toque exacto de jerez. Para este cocinero la granada es la cereza del pastel ya que esta fruta le da vida al momento de presentarlo.