Obsesión natural: probióticos, fermentados y súperfoods

La tendencia de consumir productos fermentados, plant based o súperfoods responde tanto a la salud como a la sostenibilidad.
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Probióticos, fermentados, súperfoods, sustentables, ecológicos o funcionales, son palabras de un nuevo lenguaje que debemos manejar para estar al día de lo que sucede en materia de alimentación y nutrición. Sin embargo, ¿es real y necesaria esta revolución en nuestra ingesta de la que no nos podemos alejar?

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Para bien o para mal, la pandemia nos ha dejado un legado, la preocupación por cuidarnos más, de proteger a nuestros hijos, de preocuparnos por el origen y trazabilidad de lo que comemos… En resumen, prestar atención a todo aquello que conforma nuestra gasolina del día a día, y que ingresa desde la boca.

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Cúrcuma. FOODISM360 / Unsplash

Sustentable, sostenible, ecológico, orgánico y biodegradable. Son términos que se dan la mano y conviven cómodamente en un mismo concepto: ser lo más natural posible. Los sustentable y sostenible se refiere a una producción responsable con el medio ambiente, que asegure los recursos en un futuro. Lo orgánico prescinde de elementos químicos desde su génesis y lo biológico no tiene añadidos alterados genéticamente, algo que comparten con lo ecológico y un hábitat naturaleza. En consecuencia, los packagings de estos alimentos también se conciben con conciencia.

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Y sin embargo: Algo tan natural y accesible como debería ser un cultivo sustentable o una pesca controlada tiente una contrapartida, y es la subida de precios de estos productos que se han convertido en algo aspiracional. La industrialización y la exportación de productos y súperfoods compiten a nivel económico de tal manera que logran alimentar a la mayor parte de la población mundial.

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Kombucha. Foto: Cortesía de Nopa

Prebióticos y pro-bióticos protegen nuestra salud a través de una limpieza de nuestro organismo, gracias a una correcta digestión. Son microorganismos vivos que se pueden consumir como suplemento o a través de alimentos como el yogur. Esto enlaza directamente con los alimentos fermentados que tanto se han puesto de moda.

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No debemos olvidar que: A pesar de que estos microorganismos son necesarios no son productos `mágicos” y tampoco escasos. Parece que todo aquello que lleve `k´, como kombucha, kimchi o proceda de Asia y Oriente Medio es mejor. Craso error porque también los quesos, cervezas, yogures, panes con masa madre, más comunes en nuestra sociedad, son productos fermentados ricos en prebióticos y pro-bióticos.

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Fermentados. Foto: Flickr

Alimentos funcionales y enriquecidos o súperfoods son aquellos que cumplen con una función específica para ayudarnos a reforzar o suplir carencias en nuestra nutrición. Alimentos de hoja verde con un índice alto de ácido fólico para personas embarazadas, o el aceite de oliva, ácidos grasos omegas y frutos secos para perfiles de colesterol alto son algunos ejemplos. Los productos enriquecidos por su parte son aquellos reforzados con añadidos como galletas de avena con omega 3 o la leche enriquecida en vitamina D. Al margen están los complementos alimenticios en forma de pastillas, gotas, polvos, cápsulas, que también suplen carencias vitamínicas, minerales, aminoácidos esenciales, etcétera.

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El gran error. Es suponer que todos necesitamos estar sobreprotegidos, así que nos excedemos en el consumo de estos alimentos o suplementos, con un consecuente gasto económico y un sobreesfuerzo de nuestro organismo por integrar o eliminar lo sobrante.

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Kimchi. Foto: Unsplash

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Goji, maca, moringa, cúrcuma, acaí… Son bayas y raíces transformadas en polvo que parecen tener súper poderes (de ahí súperfoods). Su aporte de vitaminas, minerales, antioxidantes y fitoquímicos prometen eliminar la depresión, el acné, la grasa, y otras enfermedades con las que no deberíamos jugar.

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Sin embargo. Una alimentación sana y equilibrada debe ser suficiente. Los alimentos milagrosos no existen y carteras que aguanten el costo de estos suplementos vegetales en tarro de cristal, son pocas.

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Moringa. Foto: Pixabay

Plant based, tendencia en alta

Según un estudio de la Fundación Bill Gates, en el año 2050 el mundo llegará a alcanzar los 9 mil millones de habitantes. ¿Cómo podrá entonces el ser humano seguir satisfaciendo su estómago sin agotar los recursos naturales? La respuesta podría estar en alternativas a la ganadería tradicional elaborando productos de base vegetal que poseen la misma proteína que la carne. El objetivo es reducir la producción de grasa animal sin renunciar al sabor de un buen chuletón.

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En OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2028 se reconoce un aumento en los estilos de vida vegetarianos y veganos, y una atención mayor de los consumidores al trato hacia los animates y la manera de producir carne (con preferencias por la de criadero y sin antibióticos).

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Hamburguesa plant based. Foto: Cortesía Palmaïa, The House of Aïa

Muchos expertos consideran a esta la década del veganismo y predicen que, dentro de 50 años, será la norma social. De hecho, investigaciones apuntan que productos como las carnes vegetales se multiplicarán por 10 durante los próximos años, iniciando así el triunfo del mercado plant based. Alimentos y bebidas que recrean el sabor, la textura y el color de las proteínas animales  son el futuro del sector alimentario y de otros, como el de la moda. Esta demanda será mucho más que pasajera, llega para quedarse, y curiosamente vendrá de personas no veganas, sino flexitarianas, que buscan reducir el consumo de animales.

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