Zancudo: el mezcal que brinda por la vida y la memoria
Zancudo Espadín| Foto: Cortesía

En México, el mezcal siempre ha estado ligado a la tierra, a las celebraciones y a los rituales que nos conectan con nuestros antepasados. En San Dionisio Ocotepec, un pequeño pueblo oaxaqueño donde el agave es raíz y sustento, Carlos Morales Taracena —el maestro mezcalero más joven de México— continúa el legado de su abuelo, Don Bernardo, tercera generación de productores que estableció el primer palenque familiar.

Hoy, Carlos trabaja junto a su madre, tíos y primos en una labor colectiva que honra la esencia de lo artesanal. Cada botella de Zancudo cuenta una historia de familia, de paciencia y de respeto por la tierra.

El mezcal no se fabrica, se cultiva y se honra”.- equipo Zancudo



Zancudo: el mezcal que brinda por la vida y la memoria
Santos Serfaty (Fundador y Director Comercial), Don Bernardo y Andrés Ballesteros Garza (Fundador y Director de Operaciones) | Foto: Cortesía

El alma del agave

El proceso de Zancudo conserva la autenticidad de la tradición: cocción en hornos cónicos de piedra, molienda en tahona, fermentación natural en tinas de madera y destilación en cobre. Aquí no hay prisa, sólo la sabiduría de quienes entienden que el tiempo es el mejor maestro.

Con agaves espadín, tobalá y madrecuishe, Zancudo celebra la diversidad de los paisajes oaxaqueños. En sus notas se descubren la tierra húmeda, el humo tenue, las flores silvestres y las hierbas que acompañan la vida cotidiana. Cada copa es una ofrenda: un recordatorio de que el pasado y el presente se encuentran en un único trago.

El espíritu del Zancudo

El nombre del mezcal rinde homenaje a un pequeño protagonista del ecosistema: el zancudo, polinizador natural del agave. Durante la fermentación, estos insectos —llamados “borrachitos” por los productores— revolotean sobre las tinas atraídos por el aroma dulce del mosto. Su zumbido acompaña el proceso, recordando que el mezcal es una creación de la naturaleza tanto como del ser humano.

Cada botella guarda el equilibrio entre el trabajo humano y la vida silvestre”.- equipo Zancudo

Zancudo: el mezcal que brinda por la vida y la memoria
El nombre del mezcal rinde homenaje a un pequeño protagonista del ecosistema: el zancudo, polinizador natural del agave | Foto: Cortesía

De Oaxaca al mundo

Desde su nacimiento en 2014 como una marca orgánica y socialmente responsable, Zancudo ha crecido sin perder su espíritu familiar. Su primer envío cruzó el desierto rumbo a California, y desde entonces, la marca ha llegado a Utah, Boston, Texas, Chicago, Florida y Nueva York, compartiendo con el mundo la esencia del mezcal artesanal oaxaqueño.

Zancudo no busca ser sólo un destilado, sino un puente entre la herencia y la modernidad, entre quienes producen y quienes celebran. Porque en cada sorbo se escucha el eco de la tierra, el murmullo del agave y la memoria de quienes, desde hace siglos, brindan por la vida.

Para disfrutarlo en casa

Inspirado en el alma ancestral de Oaxaca, este Mezcal Negroni se elabora con Zancudo Tobalá, un mezcal preciado que se expresa en su forma más pura y elegante. Es un cóctel de contrastes audaces, infusionado con cacao para armonizar el ahumado terroso y potente con un toque inesperadamente dulce.

El resultado es lujo puro: una revelación en el paladar que culmina en el exquisito equilibrio salado-dulce del caramelo salado.

Zancudo: el mezcal que brinda por la vida y la memoria
Cacao Zancudo Negroni | Foto: Cortesía

Cacao Zancudo Negroni

Ingredientes:

  • 1oz Zancudo Tobalá
  • 1oz Cocchi Vermouth di Torino
  • 1oz Cappelletti (infusionado con nibs de cacao)
  • 2 Toques de cacao bitters
  • Un delicado twist de naranja o cacao para decorar

Procedimiento:

  1. Infusionar el Cappelletti con nibs de cacao (aproximadamente 1 cucharada de nibs por 180–240 ml de Cappelletti) y dejar reposar entre 1 y 4 horas, agitando suavemente de vez en cuando, luego colar los sólidos. 
  2. En un vaso mezclador con hielo, combinar el Tobalá, Cocchi Vermouth di Torino y el Cappelletti infusionado con cacao, y revolver (o agitar suavemente si se prefiere) hasta que esté bien frío y ligeramente diluido. 
  3. Finalmente, colar la mezcla en un vaso old fashioned con un cubo grande de hielo y decorar con el twist de naranja y cacao.

@zancudomezcal

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