La nueva dama del Priorat

Sudafricana de nacimiento e italiana de corazón, Ornella Stocchi conoció de cerca los ondulados viñedos de Stellenbosch, en Ciudad del Cabo. Desde 2020 es la propietaria de Mas Igneus, una bodega boutique del Priorat donde elabora vinos “modernos y gastronómicos”. Un vuelo privado en helicóptero desde el resort urbano Torre Melina Gran Meliá, en Barcelona, nos transporta hasta su finca, donde nos esperan una vendimia tradicional, un elegante brunch y una cata de las mejores cosechas.

Nuestro helicóptero despega a las diez de la mañana desde el hotel Torre Melina Gran Meliá, el exclusivo resort urbano situado en la zona alta de Barcelona. En pocos minutos, el piloto y los cuatro pasajeros sobrevolamos el escarpado relieve del Priorat, una joya montañosa de Tarragona enmarcada por las sierras de Montsant, Figuera y Molló, con el río Siurana serpenteando entre sus valles. La jornada promete: participaremos en un vendimia tradicional (disponible sólo en temporada), disfrutaremos de un brunch entre viñedos y cataremos los vinos de la bodega boutique Mas Igneus. De regreso al hotel, probaremos el menú degustación Erre & Urrechu y, para finalizar, nos relajaremos con un ritual de vinoterapia en el Spa.

El trayecto hasta nuestro destino dura poco más de media hora y nos adentra de lleno en el corazón de la Denominación de Origen Calificada Priorat, un territorio de 17.629 hectáreas -2.196 de ellas dedicadas al viñedo- que concentra nueve municipios. Uno de ellos es Gratallops, término de 230 habitantes donde se encuentra Mas Igneus, la primera bodega ecológica de la región, fundada en 1997. Con 25 hectáreas de viñedo propio, aquí prosperan variedades como la Garnacha y la Cariñena, que encarnan la esencia del terruño y han ido desplazando a las antiguas cepas francesas.



“Cien por cien italiana”

A pie de pista nos recibe la propietaria de la bodega, Ornella Stocchi. Aunque nació en Sudáfrica y se crio en Johannesburgo hasta los 24 años, se define con orgullo como “cien por cien italiana”. Sus rasgos, calidez y frescura son indudablemente mediterráneos. “Mi padre es de Turín y mi madre de Bérgamo, de ahí mi predilección por los vinos italianos, sobre todo los de la Toscana”, explica en un suave castellano mientras nos enseña las instalaciones. La cultura del vino siempre estuvo presente en su casa, afirma: “Mi padre, dentista de profesión, elaboraba su propio vino, y mi madre cocinaba con él. Además, hacíamos rutas en familia por Ciudad del Cabo, sobre todo por el valle de Stellenbosch”, una región famosa por sus bodegas históricas.

Formada en marketing, Stocchi trabajó para la compañía de automóviles Aston Martin antes de incorporarse, en 2010, al equipo de la Copa del Mundo de Fútbol de Sudáfrica. Allí conoció a su exmarido, con quien tiene dos hijos. “Él es un gran coleccionista de vinos, y juntos viajábamos por medio mundo movidos por esta pasión”. Durante una comida en Suiza conoció a una mujer italiana de unos 80 años, “elegante y carismática”, que resultó ser la matriarca de la familia Antinori, la saga toscana más longeva del mundo enológico. “Su presencia en la mesa imponía respeto. Yo era muy joven, y nunca pensé que me acabaría dedicando a esto”, recuerda mientras probamos los ricos embutidos, quesos y dulces de la zona. Solo se escucha el canto de los pájaros.

El descubrimiento del Priorat

El matrimonio decidió cambiar de aires y recaló en Cataluña. “Yo quería un lugar que tuviera conexión con Sudáfrica, donde mis hijos (Mateo y Valentina, que en la actualidad tienen 14 y 11 años, respectivamente) pudieran jugar cerca de la naturaleza”. Durante un viaje con amigas visitó Barcelona, donde ahora vive, y se sintió como en casa. Más adelante descubrió el Priorato, un paraje que la conquistó de inmediato. “Sentí un flechazo. No todo el mundo entiende este lugar, pero a mí me atrae el riesgo”.

La historia de Mas Igneus “is a love story”, en palabras de nuestra anfitriona. “Unos amigos nos pusieron en contacto con los propietarios y nos contaron que el fundador, Toni Albet -pionero del cultivo ecológico en el Penedés- quería vender, pero no a cualquiera. Y decidió que nosotros continuaríamos su sueño”. Dicho y hecho. La idea de Ornella era crear vinos de autor, de modo que durante la pandemia empezó a trabajar con enólogos de Châteauneuf-du-Pape, en el Ródano francés. “Queremos aprender, crecer, hacer nuevas cosas, siempre poniendo el foco en los vinos de calidad”, enfatiza. La finca ya era ecológica, pero ahora quieren transformarla a biodinámico.

Vendimia tradicional

En esta transición tiene un papel relevante Cristian Francés, el jefe de viñedo, quien nos invita a participar en la vendimia tradicional. “Tenemos que tener muy buena visibilidad para cortar el racimo, y a ser posible usar la inclinación del terreno a nuestro favor para evitar el dolor de espalda”, indica mientras reparte las tijeras de podar. “A medida que cortamos la uva, la vamos seleccionando. Uno de los indicadores de que la uva está sana es que no me mancha la mano”, añade. Mientras llenamos la canasta, este experto comenta que las parcelas del Priorat están entre 300 y 600 de altitud, lo que evita muchas enfermedades fitosanitarias. En cuanto al terroir propio del Priorato, destaca que la pizarra -aquí conocida como “licorella”- ayuda a drenar el agua cuando llueve, una ventaja que permite al viñedo mantener niveles óptimos de humedad.

Vinos con las iniciales de sus hijos

Los vinos de Mas Igneus son modernos, frescos y gastronómicos, pensados para acompañar la comida. “No son los típicos vinos del Priorat”, comenta la propietaria durante la cata. Entre los más destacados están La Capelleta, Coster de la Ermita (100 % Cariñena) y Coster de Pobleda (95 % Cariñena y 5 % Syrah). Los nombres M de Mas Igneus y V de Mas Igneus rinden homenaje a sus hijos, Mateo y Valentina. “M es como mi hijo: alegre, complejo, con cuerpo. En cambio el blanco, V, se parece más a mi hija: es más introvertido, hay que descubrirlo”. Hoy, la producción ronda las 40.000 a 45.000 botellas al año, que viajan a Canadá, Suiza, Alemania y Estados Unidos.

Si algo define a Stocchi es su determinación. “Al principio fue duro, todos tenemos miedos e inseguridades. Pero en los momentos difíciles, lucho y me levanto. Nunca me rindo. Ahora siento que soy la mejor versión de mí misma”, asevera esta antigua estudiante de ballet que aún mantiene viva su pasión por la danza. “Mi ídolo era Leticia Muller”. Ahora, su reto es dar visibilidad a la región que la conquistó. “En Ciudad del Cabo todos los productores trabajan juntos; aquí hay más individualismo. Me gustaría crear sinergias entre nosotros y entre los buenos hoteles boutique del Priorat como Mas d’en Bruno o Terra Dominicata. Todos tenemos algo que aportar”. De momento ha abierto un nuevo capítulo empresarial asociándose con el propietario del hotel Torre Melina. “Es una colaboración preciosa. Compartimos la misma filosofía: autenticidad, elegancia y respeto por el entorno”, dice antes de despedirnos.

En el hotel nos espera un menú degustación Erre & Urrechu, especialmente creado para armonizar con los vinos Mas Igneus. El tartar de tomate, la suprema de pescado a la brasa y la chuleta de solomillo combinan a la perfección con La Capelleta, M y Costers de Pobleda. Lo suyo sería echarse una buena siesta, pero optamos por el tratamiento de vinoterapia El ritual de la uva en el Spa. Es la guinda perfecta para prolongar los aromas, texturas y emociones de esta experiencia de altura.