5 vinos que saben a verano (y lo mejoran)

El verano no se mide solo en grados, sino en sobremesas largas, comidas sin reloj y botellas que se vacían sin culpa. En esta época, el vino debe ser un compañero de viaje: ligero, con alma, capaz de refrescar sin aburrir y, sobre todo, de contar una historia.

Esta selección reúne cinco vinos que cumplen con ese mandato. No son los más caros, ni los de siempre, pero sí imprescindibles para acompañar el verano con sabor, autenticidad y estilo. Desde Jerez hasta Galicia, pasando por Jumilla y la Ribera del Duero, aquí hay un vino para cada momento… y más de una excusa para brindar.

La Palomino Fino abandona el velo de flor y se muestra aquí en una versión fresca y vibrante, con un punto salino y notas de fruta blanca. Criado parcialmente en roble, con trabajo sobre lías, este blanco combina volumen y acidez como pocos. Ideal para mariscos, pescados o para arrancar una tarde de verano con el sol de Andalucía, el alma de poniente y una pizca de albariza.



P.V.P. Recomendado: 12,20

Rosado de altura (1.000 metros), mezcla de Tempranillo y Albillo Mayor, vinificado con respeto y sin maquillaje. Color muy pálido, nariz de fruta roja y flores silvestres, boca precisa y vibrante, con una mineralidad muy marcada. Es un rosado con carácter, elegante y con una frescura que invita a repetir. Perfecto para arroces, embutidos o una cena informal con amigos.

P.V.P. Recomendado: 12,50

Godello de viñas viejas plantadas en suelos graníticos de las laderas del Bibei. Criado en grandes foudres de roble, es un vino que roza la categoría de gran blanco europeo. Complejo, profundo, con aromas de flores blancas, fruta madura, hierbas finas y un final largo y salino. Ideal para lucirse en una cena especial de verano o acompañar platos sofisticados sin necesidad de prisas. Un lujo asequible que vale cada sorbo.

P.V.P. Recomendado: 55,00

Uno de los albariños más expresivos del mercado. Fermentado en acero, sin artificios, este vino del Valle del Salnés captura el alma del Atlántico: cítricos, pera, manzana verde, salinidad y energía pura. Un blanco directo, tenso y vibrante, que pide mariscos, ostras, ceviches o, simplemente, una copa al atardecer mirando al mar (o deseándolo).

P.V.P. Recomendado: 15,90

Un blanco ecológico de Chardonnay plantado a 900m en suelos calizos. Sorprende por su frescura y tensión: más afinado que rotundo, más mineral que cálido. Fruta blanca, flor, fondo mineral y una boca limpia y sabrosa. Acompaña con soltura platos vegetales, pastas suaves o comidas ligeras. Fresco, sincero y muy veraniego.
Una sorpresa que no veías venir… pero repetirás.

P.V.P. Recomendado: 15,00

Estos cinco vinos no buscan ser protagonistas, sino cómplices. Son para beber con gente, para compartir mesa y sombra, para dejar que el verano entre en la copa sin pedir permiso. Algunos son frescos y sencillos; otros, complejos y memorables. Pero todos tienen en común algo importante: merecen ser descubiertos.

Sigue al autor: @cientovolando

Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest / Youtube