Hay accidentes afortunados, como el que sucedió en 1905 a Frank Eppesron. Una noche mezcló polvo de soda azucarada con agua y lo olvidó (con todo y el palito de madera que usó para batir) en su porche. La helada noche de San Francisco congeló la mezcla y al despertar Epperson decidió probar el congelado resultado, lamiéndolo del mezclador de madera lo que sería la primer paleta helada de la historia. A pesar de solo tener 11 años, notó el potencial de su invento —al cual nombró Epsicle— y comenzó a venderlo en su vecindario.
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Dieciocho años más tarde, Epperson inició su expansión y comenzó a vender las paletas en el parque de diversiones Neptune Beach, un mercado perfecto para las creaciones. El éxito fue tal que Epperson patentó su invento en 1924 y cambió el nombre a Popsicle (paleta helada). La patente incluía recomendaciones para la paleta perfecta y el requerimiento de que se congelara con un palo para evitar utilizar platos, cucharas u otras herramientas.
A finales de la década de los veinte, Epperson vendió los derechos a Joe Lowe Co., quienes llevaron las paletas a todo EUA. Después la compañía Good Humor, debutó con un helado de chocolate en un palo y entró en una batalla legal con Lowe Co.. La corte decidió que Good Humor vendería paletas de helado de crema y Lowe Co. de agua. Pero en 1989 Unilever compró ambas compañías, convirtiéndose en el monopolio de las paletas heladas.
Como sucede con este tipo de historias siempre hay cambios sutiles en las versiones, pero lo cierto es que la influencia de Epperson sigue vigente, ya que en EUA las paletas heladas son llamadas Popsicles genéricamente (aunque en realidad son el nombre de la marca). Y nosotros no queremos imaginar un día de calor sin una paleta helada para refrescarte.
