
La fiebre del panettone en España sigue subiendo más rápido que una masa madre bien alimentada y la escena pastelera española ha decidido plantar cara al mito milanés… y lo está haciendo tan bien que hasta Italia empieza a mirar de reojo. Hace unos días, dos nombres han brillado con fuerza en la reciente Selección España de la Copa del Mundo del Panettone: Toni Vera (Canal Patisseria) y Miguel Ángel Castro García (Marea Bread). Dos artesanos, dos estilos y una misma misión: representar a España en la final mundial de Milán 2026, donde solo compiten quienes han logrado una excelencia incontestable.
Toni Vera: el artesano que domina la tradición
En la categoría de Panettone Tradicional, Toni Vera conquistó al jurado con una pieza que resume todo lo que se busca en el panettone perfecto: ligereza, elegancia aromática y una estructura que casi parece desafiar la gravedad. Su panettone tiene ese equilibrio difícil que distingue a los grandes: es fragante sin excesos, mantecoso sin pesadez, y con un alveolado precioso, que habla de tiempo, oficio y respeto absoluto por la masa.
No es casualidad que también recibiera el Premio de la Prensa, otorgado por los periodistas presentes en la competición, un reconocimiento que subraya la armonía y la sensibilidad de su propuesta. Vera, al frente de la histórica Canal Patisseria de Barcelona, interpreta el panettone como un ejercicio de precisión y de escucha: “La masa te dice lo que necesita”, suele repetir. Y a la vista del resultado, la suya ha hablado alto y claro.

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Miguel Ángel Castro: chocolate con brújula propia
En el terreno del Panettone de Chocolate, Miguel Ángel Castro García destacó con una versión profunda y expresiva, que apuesta por un perfil aromático elegante y una integración impecable del cacao. Su propuesta, presentada bajo el sello de Marea Bread, consigue lo que muy pocos logran: que el chocolate no eclipse la sutileza del panettone, sino que la eleve.
Castro demuestra un dominio admirable de la masa madre, logrando que cada bocado sea esponjoso, perfumado y limpio en boca. Hay técnica, pero también una mirada personal que da carácter sin perder delicadeza. Su panettone es un recordatorio de que la innovación, cuando se hace desde el respeto, puede conquistar cualquier jurado.

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El camino hacia Milán
Los dos ganadores viajarán a la final mundial de 2026 en Milán, la meca del panettone. Allí, donde la tradición es casi un patrimonio intangible, España presentará dos interpretaciones que combinan técnica, sensibilidad y una aspiración clara: demostrar que nuestro país no solo ha entrado en la competición, sino que ha llegado para quedarse.
La tensión será alta, especialmente tras el precedente histórico de la última edición, cuando —contra todos los pronósticos— el campeón mundial fue el maestro español Ton Cortés. Ese triunfo abrió una puerta que ya no se va a cerrar: la de una pastelería española que se atreve con todo y que, cuando se trata de panettone, juega en primera división.







