El mundo del café es tan vasto como intrigante, con una amplia gama de variantes que van desde los más intensos a las combinaciones más osadas. Dos de las opciones más populares y ampliamente consumidas son el latte y el cappuccino. A simple vista, pueden parecer similares, pero una exploración más profunda revela que hay diferencias significativas en su composición, sabor y textura.
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Descubre las diferencias entre el latte y el capuccino conociendo desde sus ingredientes a las técnicas de preparación.
Latte o cappuccino: ingredientes clave y proporciones de cada uno
La distinción más notable entre el latte y el cappuccino radica en sus ingredientes clave y las proporciones en las que se combinan. El cappuccino se prepara tradicionalmente con una base de una o dos onzas de espresso, a la que se agrega una cantidad igual de leche caliente y una generosa capa de espuma de leche en la parte superior. Esta proporción equilibrada de café, leche y espuma crea una bebida con un sabor robusto y una textura cremosa.
Por otro lado, el latte presenta una mayor proporción de leche en comparación con el cappuccino. Se compone típicamente de un solo espresso shot mezclado con una cantidad más generosa de leche caliente, seguido de una fina capa de espuma en la parte superior.
Esta combinación resulta en una bebida más suave y cremosa, con un sabor más equilibrado entre el café y la leche. Así, el latte es la elección perfecta para aquellos que prefieren un café más ligero y con menos intensidad de espresso.
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Latte o cappuccino: técnicas de preparación distintas
La preparación adecuada tanto de un latte como de un cappuccino requiere, como mínimo, habilidad. La calidad del espresso, la temperatura y la textura de la leche, así como la técnica de vertido, son elementos cruciales que influyen en el resultado final de la bebida.
Para un cappuccino perfecto, el barista comienza extrayendo uno o dos shots de espresso de alta calidad y los vierte en una taza precalentada. Luego, se calienta la leche al vapor hasta alcanzar una temperatura entre 60°C y 70°C, creando una espuma densa y cremosa. La leche se vierte cuidadosamente sobre el espresso, seguida de una generosa capa de espuma en la parte superior, creando así la distintiva “montaña” de un cappuccino tradicional.
Para preparar un latte, el proceso es similar, pero con algunas diferencias clave. Después de extraer el espresso, se calienta una cantidad mayor de leche al vapor, asegurándose de crear una textura suave y sedosa sin generar demasiada espuma. La leche se vierte sobre el espresso en un patrón lento y constante, creando una superficie uniforme, seguida de una fina capa de espuma en la parte superior para agregar un toque final de cremosidad.
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Tanto el latte como el cappuccino tienen sus propias características distintivas que los hacen únicos en el mundo del café. Ya sea que prefieras la intensidad y la cremosidad del cappuccino o la suavidad y la textura sedosa del latte, ambas opciones ofrecen una experiencia de café reconfortante y deliciosa.
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