Toda la confitería mexicana tiene su origen en la recetas que trajeron los españoles. Estos productos hechos a base de azúcar pueden ser desde gomitas, pralinés, frutas, geles, hasta caramelos de leche. Están las lagrimitas, pequeñas gotitas de azúcar que por fuera son sólidas y por dentro, líquidas con anís. El jamoncillo, un dulce de color café hecho a partir de leche y nuez, entre otros, podríamos seguir la lista hasta que amanezca, pero ¿habías escuchado hablar del dulce típico de San Cristóbal de las Casas? Pues bueno, se llama confite.
De acuerdo al Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, el confite es un dulce o pasta de azúcar cuya cubierta alberga semillas o fruta seca. Suele prepararse en épocas navideñas para regalar en fiestas o posadas.
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Confite, el dulce de San Cristóbal de las Casas
Hacer confite es un oficio artesanal que implica un proceso muy laborioso, ya que para llegar al producto final se requieren hasta cuatro días. Los dulces de confite y miel son bolitas azucaradas que, por lo general, cubren cacahuates y son muy populares en las ferias de San Cristóbal de las Casas y zonas aledañas como el municipio de Tila. Para obtener estas pequeñas bolitas azucaradas hay que estar sentado bajo el fuego. Una vez que las bolitas blancas se comienzan formar, hay que menearlas con las manos en un comal de barro expuesto directamente a la brasa. Esta práctica se origina desde la colonización española en el siglo XVI.
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¿Dónde comprar confite?
Se encuentran en mercados sobre ruedas y tiendas a granel, así como establecimientos que ofrecen dulces típicos mexicanos, como la Dulcería de Celaya, La Pata Pella y dulcería La Margarita.