No es posible comprender el lujo en América Latina sin la figura de Abelardo Marcondes. Desde que el brasileño radicado en México organizó Luxury Lab Global, el foro sobre opulencia más importante de la región, su compromiso con renovar la industria sólo ha ido en aumento. Para Abelardo es de suma importancia cambiar el enfoque tradicional: no mirar el lujo como un elemento frívolo en función de la exclusividad, sino como un bastión de alianzas capaces de fortalecer la inclusividad. De ahí que pongan en el centro cuestiones como la sustentabilidad, el cambio climático, la equidad de género, la diversidad y la apropiación cultural e intelectual a la hora de abordarlo. Tuvimos la oportunidad de platicar al respecto con él, haciendo énfasis en los puentes con la gastronomía, y esto fue
lo que nos dijo.
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¿Qué cambios has visto en el sector del lujo en México desde que llegaste hasta hoy?
Llegué en 2006 y en pleno 2023 ya se cuenta con mayor información. A esto se suma la llegada de marcas que antes no estaban. El crecimiento del sector ha superado al de Brasil. Desde 2014 México es el principal mercado del lujo en Latinoamérica. El consumidor mexicano actual es mucho más consciente, ya no se preocupa por logotipos ni por presumir; ahora le interesa que las marcas inviertan en el país, que tengan un propósito, un producto con mayores aportes sociales. Es más exi- gente con la calidad y los precios. Lo anterior también aplica al hablar sobre gastronomía de lujo. Ahora se busca algo más que cuentas exorbitantes y prestigio vacío, se quiere algo que posea valores y calidad.
Podría decirse que hubo una toma de conciencia del consumidor mexicano…
Exacto, y eso se debe a la información que corre por Internet y las redes sociales. Incluso series como las de Netflix han contribuido. Un ejemplo es “Succession”, que ha llevado a los espectadores a hablar sobre el lujo silencioso. La propia llegada de las marcas trae consigo mayor información para el consumidor, sin dejar de lado a la competencia, que sirve para tomar mejores decisiones. Todo esto es consecuencia del crecimiento que hemos experimentado.
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¿Cómo viven el lujo los mexicanos?
El mexicano lo vive en términos familiares. Es decir, reunirse por medio de la gastronomía o de un viaje para reforzar los lazos. México es un país en el que el núcleo familiar resulta muy importante. Algo diferente a lo que sucede con los europeos y los estadounidenses, quienes comienzan a separarse desde que los hijos se marchan a la universidad. Acá no pasa eso, más bien se dan movimientos intergeneracionales. La convivencia entre nietos y abuelos, por ejemplo, ha dado lugar a experiencias importantes. Otro tema relevante es la relación con la cultura y las tradiciones. Las artesanías,
la historia, ese legado tan rico que los brasileños no tenemos, o no de una manera tan abundante y compleja como los mexicanos.
¿Qué implicaciones tiene la sustentabilidad en el lujo?
En un inicio el foro Luxury Lab estaba destinado a tratar el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Pero se transformó porque yo trabajo con muchas marcas del sector y era más fácil crear un foro del lujo que tuviera la misión de crear conciencia. La sustentabilidad no sólo depende de las marcas, sino también de la cadena productiva. De ahí que las firmas hayan invertido en algodón y licras de reciclaje para reducir el desperdicio. En Europa han surgido leyes para que no se destruyan los sobrantes. Gracias a las inteligencias artificiales es más fácil pronosticar una colección y la cantidad de telas que requerirá. Hablo de la industria de la moda porque es la que más contamina. En el sector de los alimentos hemos visto muchísimo farm to table y pesca sustentable, así como temas vinculados con lo orgánico y con evitar los monocultivos. Podemos hablar de una toma de conciencia importante, y aunque aún falta mucho para llegar a donde debemos estar, si comparamos con lo que había antes de la pandemia, hoy somos más críticos.
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Durante la pandemia organizaste Cocinamos México, una iniciativa que apoyó a gente en situación de calle o que perdió su empleo tras el cierre de los comercios. ¿Qué podría surgir sobre ese eje en el contexto actual?
La importancia de la gastronomía, en una situación como la que mencionas, es fundamental para mí. Nos organizamos en 15 ciudades para preparar alimentos saludables, calientes y de buena calidad, y los distribuimos. Esa fue la aportación de Cocinamos México. Cuando terminó la pandemia, se tornó complicado continuar porque ya no podíamos cocinar desde casa. Aun así no podíamos permitir que se perdiera esa red, que abarcaba 15 ciudades y que podía brindar apoyo ante otro tipo de situaciones, como las inundaciones que hubo en Tabasco. Estuvimos allí y ayudamos, y eso sucedió más allá de la pandemia. Ahora hacemos reuniones mensuales para apoyar a niños de albergues o a personas de comunidades marginadas. También nos preparamos para temas relacionados con el cambio climático.
En otras ocasiones has dicho que el lujo sirve para promover la investigación…
Sí, y no sólo para eso: el lujo sirve para conseguir una transformación social. Desde luego, si sabemos cómo utilizarlo. Si logramos consumir conscientemente podemos incentivar un cambio. Siempre he pensado que el lujo no debe existir si no hay justicia social.
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¿Cómo puede alguien andar por allí gastando millones sabiendo que hay gente que no tiene ni para comer?
Por desgracia, en los países de Latinoamérica tenemos diferencias sociales muy marcadas, pero creo que el lujo puede contribuir a combatir esa situación. No va a ser una solución definitiva, hay muchas más cosas implicadas, pero si los ricos compran un producto de lujo y estos recursos se llevan a la base de la pirámide, me parece que puede haber un detonante de cambios.
¿Qué te gusta de la gastronomía mexicana en el sector del lujo y en qué podría mejorar?
La gastronomía es un producto de lujo con gran potencial para la exportación y el turismo. Hay chefs como Gabriela Cámara o Enrique Olvera que llevan sus productos y servicios fuera de México, y se convierten en embajadores de la gastronomía mexicana. En otros lugares prueban esa comida y les dan ganas de venir.
Existe una gran oferta turística que tiene como fin conocer las propuestas culinarias del país, las cuales son muy ricas y variadas, de primer nivel. Por otra parte, falta infraestructura en la cadena productiva para proveer de manera equitativa. Porque quienes más se benefician de los productos sustentables, como la pesca y los orgánicos, son los restaurantes más prestigiosos. Tendría que buscarse que esto se democratice y dé lugar a una competencia justa. Así podría haber productos saludables y conscientes en contextos cotidianos, como las fondas, e incluso en la comida de la calle. Lo anterior debería hacerse desde la base. En eso veo una oportunidad, quizá se podría contar con incentivos fiscales. Imagínate una central de abasto sustentable: habría que apoyar a los productores agrícolas orgánicos, trabajar con la biodiversidad y no con los monocultivos.
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¿Cómo fue tu experiencia como jurado de Best New Chefs?
Fue muy interesante porque se trata de algo diferente a las plataformas con las que colaboro. Me encanta que nos encargamos de nuevos talentos provenientes de todo el país. Vas a Colima, que es un mercado pequeño, y encuentras maravillas gastronómicas a las que sólo puedes acceder de esa forma, buscando y analizando sin prejuicios. También hay talentos que ya estaban establecidos, pero ahora impulsan proyectos nuevos. Esto da como resultado un trabajo de descubrimiento, una investigación que te lleva a confiar en las nuevas propuestas. Lo novedoso no nada más se relaciona con la edad de los chefs, sino con la frescura de su trabajo, con la creatividad que llevan a cuestas. En eso se enfoca la plataforma de Best New Chefs, en compartir proyectos integrales y de valor que merecen reconocimiento y difusión.
¿Cuál es la parte más trascendente del lujo en la temporada de fin de año?
En esta temporada se vende más de 50% del lujo. Esto abarca bebidas, ropa, experiencias, viajes. Entre octubre y enero hay un boom de ventas; en México se organiza la Fórmula 1, que representa una derrama muy alta y veo oportunidades para ampliar los mercados. También pienso en lo que está llegando de Asia, cómo se configurará en esta temporada. Hablar de lujo es hablar de una cadena productiva que genera empleo y capacitación, y esta capacitación hay que aprovecharla y trabajar con ella en numerosos ámbitos. Es importante aprender y renovarse, crecer como profesionales y como personas para crear un espacio de competencia benéfico. En este sentido, la gastronomía juega un papel crucial. La gastronomía es cultura viva, te abre las puertas al conocimiento del desarrollo humano desde algo tan esencial y profundo como la alimentación.
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