Existen varias plantas que pertenecen al género Amaranthus, algunas son comestibles, otras tienen usos ornamentales y otras incluso son consideradas mala hierba. Pero estas pequeñas semillas, conocidas como amaranto, existen en la cultura mexicana desde antes de la conquista.
Se han encontrado registros que los mayas y aztecas los incluían en su dieta y eran una de las hortalizas más comunes en las chinampas. También fue domesticado por los incas, en la región andina de Perú, no obstante se cree que es originario de Norteamérica.
La planta de tiene hojas verde brillante y del centro salen hileras colgantes de florecitas rojas, doradas o moradas, estas son las semillas que consumimos una vez secas. Por eso se le conoce como pseudo cereal ya que su valor nutricional es muy alto, similar al de otros cereales.
Tiene niveles muy altos de calcio, hierro y fibra, además de un gran aporte de lisina –un aminoácido que reduce los niveles de colesterol malo e incluso ha mostrado ayudar a disminuir el estrés–. Además cuenta con 15 gr. de proteínas por cada 100 gramos, un contenido similar al de los frijoles y lentejas, volviéndolo un complemento ideal para las dietas vegetarianas.
Aunque seguro la has comido en una alegría —el dulce tradicional mexicano— hay mucho más que se puede hacer con el amaranto. Puedes cocinarlo igual que el arroz, ya cocido puede mezclarlo con quelites para hacer una tortitas fritas. Hay quienes lo muelen para usarlo como harina libre de gluten para hacer galletas, hot cakes y panques. También puedes utilizarlo como reemplazo de pan molido, para empanizar de una forma más saludable.
