“Lo que pasa en el Corral de la Morería se queda en el Corral de la Morería”, me dijo Juan Manuel sonriéndose con un dejo de complicidad mientras me daba un recorrido por los rincones de aquel mítico recinto; pero honestamente no le creo, soy de esas que sabe bien que nadie puede guardarse para sí la emoción cuando viene desde tan dentro.
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¡Y es que estar sentada en las mesas en las que alguna noche de antaño Dalí o Picasso esperaron con las mismas ansias que yo el primer rasgueo de una guitarra flamenca! La impaciencia de escuchar aquellas voces tan repletas de alegrías como de tristeza.
Lunares, volantes, encajes y peinetas hipnotizantes; los compases de las palmas y la tarima cimbreándose con el zapateo al igual que mi pecho.
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En más de seis décadas ¿cuántas historias se habrán quedado a vivir entre esos muros? Como aquella de cuando un grupo de cuatro amigos fueron a ver el espectáculo y más tarde uno de ellos volvió -un tal John Lennon- para pedir al tocaor le diera algunas lecciones y entre acorde y acorde les llegó la luz de día. O la de esa noche de octubre en que el sueño se me hizo realidad y la emoción me delató a lágrima limpia.
Las luces se atenuaron y el cante comenzó a llenar la sala, ¡pura magia! Tacones golpeando el suelo de madera con una finísima mezcla de pasión y elegancia. El tocaor y su guitarra, la comunión perfecta.
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El Corral de la Morería en Madrid, uno de los tablaos de flamenco más reconocidos del mundo dicho no por uno, sino por miles; premiado no por uno, sino por tantos. Manuel Del Rey (fallecido en 2006): el empresario, la mente maestra. Blanca Del Rey: su esposa y una de las bailaoras más reconocidas del mundo, quien lleva el flamenco en las venas.
Y de la mesa, ¡hay tanto que contar de aquella mesa! De brindar, ni se diga.
En el 2018, algunos años después de que Juan Manuel y Armando -hijos de Manuel y Blanca- dieran un giro a la cocina afrancesada que se servía para acompañar el espectáculo, y apenas a veinticuatro meses de que hubieran pasado la batuta de la cocina al reconocido chef bilbaíno David García, el Corral de la Morería fue reconocido con su primera Estrella Michelin convirtiéndolo así en el primer restaurante con espectáculo en tener esta distinción.
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Un pequeño salón que antes solía ser camerino se adaptó como comedor de ocho asientos en el cual David García sirve bajo previa reserva un menú degustación de nueve tiempos con un costo de 95 euros más maridaje, el cuál va entre 70 y 120 euros, dependiendo la categoría. Y si el plan es más casual y le apetece la cena-show, en el salón principal se ofrecen cinco menús distintos que van entre los tres y cinco tiempos y los 49.95 y 77.95 euros, más 47.95 euros del espectáculo.
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No en vano también ha sido reconocido por prestigiosos referentes de la gastronomía y turismo como el mejor restaurante de Madrid y uno de los lugares que (suscribo, sin lugar a duda) deben visitarse antes de morir.
El Corral de la Morería: mi sueño hecho realidad.
Conoce más de la autora IG: @PaolaNorman
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