Ubicada en la avenida Miramar, entre las calles Sexta y Séptima, la Plaza Santo Tomás, que comenzó como una idea del enólogo Hugo D’Acosta, no solo representa la primera y única calle peatonal de Ensenada, también es el resultado de un proyecto que refleja al vino como un impulsor de la cultura y gastronomía de esta ciudad bajacaliforniana.
Como resultado de los esfuerzos de autoridades municipales, Bodegas de Santo Tomás y la Fundación Elías Pando, la plaza se desarrolla a partir del casco histórico de una de las vitivinícolas más importantes de todo México.
También te puede interesar: Anatomía: La Guerrerense de Ensenada
De las edificaciones antiguas de la plaza, destacan la antigua bodega y embotelladora de Santo Tomás, que datan de 1911; el área que comprende las dos manzanas ahora es el hogar de uno de los proyectos urbanos más importantes en los que no solo se puede conocer la gran historia que Bodegas de Santo Tomás ha cultivado durante 133 años, sino que también aparece como una oportunidad para la economía local, impulsando diferentes tipos de negocios, desde locales de productos gastronómicos, como quesos y, por supuesto, vinos, cafeterías, restaurantes y bares, incluyendo la Bête Noire una propuesta innovadora de “Listenig Bar” a cargo del chef Diego Hernández.
También te puede interesar: Más de 40 vinos mexicanos premiados en el Global Wine 2020
El proyecto de la Plaza Santo Tomás se ha convertido en un espacio de divulgación cultural que le brinda la oferta ideal tanto a locales como a turistas de entretenimiento, descanso y crecimiento. Una de las primeras muestras de estas actividades de esparcimiento fue el ciclo de Cine de Verano, en el que bajo estrictas medidas de bioseguridad indicadas a causa de la pandemia por Covid-19, los asistentes pudieron disfrutar de la proyección gratuita de películas clásicas del cine, mientras tenían la opción de adquirir algunos de los mejores quesos y vinos de la región.
Otro de los puntos destacables de la plaza es el museo que cuenta con un gran acervo de documentos, objetos y fotografías de la historia de Bodegas de Santo Tomás, así como los diferentes espacios en los que tienen lugar exposiciones y muestras artísticas, como presentaciones del ballet folclórico y lecturas literarias. La plaza también es sede de la Eno Academia, que ofrece diferentes cursos y seminarios enfocados en la formación en el mundo de los vinos.
De acuerdo con Jaime Delfín, director del Centro Cultural Santo Tomás, y Keiko Nishikawa Chávez, coordinadora de la plaza, este es el resultado de un esfuerzo en conjunto que nos permite vivir en carne propia el espíritu de comunidad característico de Ensenada, un espacio que busca conservar y compartir la gran historia vitivinícola, mientras que impulsa la proyección de la riqueza cultural y gastronómica generando un espacio innovador de socialización y entretenimiento que abre sus puertas a ensenadenses y al resto del mundo.
