¿Cómo se adaptan los mezcaleros al reto coronavirus?

Los productores, promotores y cooperativas relacionadas al destilado de agave reflexionan sobre la importancia de fortalecer los lazos en comunidad.
Mezcal_mezcaleros_covid

“No hay que confundir la grandeza con lo grandote” fue una frase del escritor Eduardo Galeano que aplica muy bien a la producción de mezcal: diferentes personas dedicadas a este destilado, en distintas geografías, saben que el volumen no es su meta y que la colectividad y la autogestión pueden ser un mensaje poderoso, de resistencia e inspirador, aún más frente a los retos que el  COVID- 19 implica en diferentes ámbitos. 

Sósima Olivera de Fane Kantsini en Oaxaca dice que esta circunstancia les ha servido para repensar y recordar que cuando se está en un pueblo el apoyo recíproco es algo común.

“Cuando no hay dinero, siempre se hacen intercambios. Se cambia una cosa por otra para que haya un poquito más de fluidez. Una familia nos decía que estaban en el campo sembrando y solamente se daban cuenta que la vida no es como antes porque los niños no van a clases, pero de ahí en fuera todo lo demás está moviéndose, muy lento, pero se mueve”.

Sósima Olivera, de Fane Kantsini

En la cooperativa de la que es parte no han dejado de pagar sueldos a quienes siguen en actividades. Son dos las familias que dependen de ellos, así que empezaron a buscar mecanismos para financiarse y transitar entre el pueblo y la capital oaxaqueña. Además, ya venía la siembra de maguey y de milpa y esa no la pueden dejar. El campo sigue su ciclo. 

Anabel Oviedo

Con Proyecto Siembra sembraron mil 200 plantas, con el apoyo de inversiones de particulares y conocidos. También han realizado rifas de obras gráficas, magueyes y botellas para que el dinero siga circulando. Lo digital se volvió un canal necesario de ingresos y se han involucrado más con las redes sociales para seguir manteniendo esta vía activa. Opina que quienes ya beben mezcal siguen haciendo sus pedidos. Todo es una cadena. 

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“Si bien le hemos invertido al campo un 50%, ahora vale la pena invertirle un 100. No tenemos otra alternativa que buscar cómo le hacemos para respetar lo que nos rodea y ser más conscientes. Es tiempo de poner manos a la obra, de enseñarle eso a nuestros hijos. Vale la pena recapacitar y esto que está pasando nos sirve para decir caray, estábamos medio equivocados. Entonces, vamos a apostarle más a la vida comunitaria y a lo que es más tangible”, considera.

Por otro lado, Emilio Vieyra de Mezcal Don Mateo en San Miguel del Monte, Michoacán comparte que sus pérdidas de ingresos con esta crisis pandémica fueron de 60-70%. “Afortunadamente, sobrevivimos porque tenemos nuestro maguey y no me agarró con deudas. Eso ayudó muchísimo. Tampoco rentamos instalaciones y esa es otra ventaja: tenemos nuestra vinata”, añade.

El cierre de bares y restaurantes nacionales e internacionales los afectó, también la situación de cambios en proveeduría y las alzas en precios de materiales como tapones, cajas y etiquetas. Empero, en el rancho, él, su familia y algunos trabajadores no pararon por completo.

“Uno no puede descuidar los magueyes porque son seres vivos y hay que atenderlos, darles lo necesario, aunque no haya ventas”. 

Emilio Vieyra de Mezcal Don Mateo

Cree que ahora más que nunca deben comprarse productos locales y nacionales, pero considera que aún la gente tiene patrones de consumo arraigados y será complejo que los modifiquen. “Hay gente que sí lo hace, pero quizá son quienes desde antes ya tenían esa mentalidad. A otros no creo que les haya cambiado mucho el chip”, considera.

“Hay que decir que es muy importante el apoyo que damos: el dinero se queda directamente en la comunidad. Hay muchas familias campesinas y así como nosotros, hay muchos mezcaleros en el país que están en la misma situación. Esto es directo, así se puede dar una mejor vida a las familias. Hay muchas bebidas que son de capitales internacionales, la ganancia se va a otros países, a la bolsa de valores o ve tú a saber a dónde”, añade.

Mariana Castillo

Para Emilio todo esto es una enseñanza: sembró maíz además de magueyes, a pesar de que habían dejado de hacerlo hace ocho años. “Esto es bueno porque nos da seguridad alimentaria”, dice. 

Aunque narra que el precio del maguey se mantuvo estable, otros insumos como el vidrio subieron, pero ellos decidieron bajar su margen de ganancia y mantenerse para ser solidarios con la industria de la hospitalidad, que está muy golpeada.

“Creo que lo más difícil ya lo vamos pasando y la recuperación va a ser lenta, pero entre todos hay que darle y hacer equipo”.

Emilio Vieyra de Mezcal Don Mateo

En el tema turístico, Andrea Hagan de Mezcouting, empresa oaxaqueña de recorridos culturales y gastronómicos a zonas mezcaleras, dice que desde el 7 de marzo detuvieron sus viajes y no volverán hasta que haya una vacuna: no pueden ni quieren poner en riesgo a los productores y socios comunitarios pues ellos no tienen acceso a una buena ayuda médica y son vulnerables. 

Mientras, ya planean qué más pueden hacer: venderán certificados de regalo y armarán despensas con alimentos como tostadas, chocolate o chintextle, así como artesanías de la cooperativa de mujeres Vida Nueva en Teotitlán del Valle, entre otras. Once familias obtenían ganancias justas de esta iniciativa. 

fcafotodigital/Getty Images

Marco Ochoa, de Rancho Los Naguales y Destilería Fantasma, quien también es parte de este proyecto, dice que llevaban visitantes a las comunidades al menos tres veces a la semana, quienes compraban mezcal directamente. Sus familiares se dedican a esta actividad en Miahuatlán de Porfirio Díaz y cuenta que ellos son dueños de sus terrenos: si bien este destilado es una actividad económica fundamental, siguen al pie del cañón en lo que la temporalidad les dicta. “No es la misma carencia que está sufriendo alguien en la ciudad porque allá tienen un plato de frijoles para comer o puedes ir a cortar unos nopales al campo. Alguien que vive en la Ciudad de México o en zonas conurbadas de pronto sí se las puede ver mucho más difícil”, asegura.

“Entre todo lo malo, también hay muchas ventajas, creo que en las crisis se tiende a ver solo eso, pero al final, el cuento de la humanidad es una historia de adaptación. Entonces, también en ese sentido creo que la gente va a empezar a consumir con proyectos pequeños porque están empezando a entender que van a tener que contar con un círculo de confianza”.

Marco Ochoa, de Rancho Los Naguales y Destilería Fantasma

Andrea concuerda y apunta que si bien sus clientes para las clases y tours fueron durante mucho tiempo extranjeros, el mercado nacional será el que podrá acercarse en el futuro cercano. Ellos se sienten tranquilos pues su enfoque nunca fue masivo y sí es ético y solidario. “Creo que una de las lecciones importantes y que ya sabíamos muchos es que no podemos sobreponer la economía por encima de la salud, ésta ya encontrará otras rutas para restablecerse”, afirma Marco.

Por último, en el caso de quienes tienen espacios dedicados a la difusión de la cultura mezcalera o a la vida nocturna, Pedro Jiménez de Mezonte y del bar Pare de Sufrir en Guadalajara, Jalisco, dice que con el primero seguían abasteciendo de botellas a sus clientes para soportar la pandemia y luego empezaron a organizar degustaciones en línea, tanto por Instagram como por Zoom (actividades que llegaron para quedarse a fin de continuar la educación y el diálogo alrededor de esta bebida); pero, el segundo fue el más golpeado ya que paró operaciones por completo.

agaves silvestres
Yadira Dueñas / Pxhere

Por fortuna, a fin del año pasado pagaron una producción de mezcal que posibilitó mantener este lazo y no verse tan perjudicados este 2020. Él se mantiene en contacto permanente con los productores y reflexiona en que los que ya venden un mayor volumen de litros fuera de sus comunidades e incluso del país, esto les golpeó de manera inmediata y más profunda porque sus expectativas y niveles de gastos están a expensas de lo que sucede con la comercialización. 

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Hay otros que producen en menor medida y, por ende, su situación ha sido menos dramática porque han seguido vendiendo internamente en su comunidad lo poco que comercializan, sin desbalancearse, además de que han preservado su agricultura. “Justamente ahí te das cuenta qué tipo de estructuras están bien cimentadas y cuáles no, notas esta cuestión de la onda comercial y cómo es mera especulación, con un valor totalmente volátil y frágil”, añade.

Pedro considera que el coronavirus mostró fallas económicas, sociales, políticas y sobre todo, humanas: ¿qué filosofías son las que importan, qué verdades se cuentan? Son estos trances y quiebres donde uno puede ver que sí está funcionando y que no. Para él, es un buen momento para depurar y decidir a qué hay que apostarle y en quienes hay que confiar. 

“La verdad es que, si te soy sincero y sin ser pesimista pero sí lo más realista posible, no creo que a la mayoría le vaya a durar mucho este cambio. Muchos regresarán a optar por la comodidad, pero lo que sea que se logre de cambios está chido”, expresa.

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Ver al mezcal como algo homologado y sólo como un negocio que busca la lógica mercantil de litros y litros vendidos es impreciso en estas realidades. Abisaí García, doctor y curador de la Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas del Instituto de Biología (IB) y especialista en el tema, dijo hace menos de un año que la industria “puede acabar con la gallina de los huevos de oro” refiriéndose a que, si bien México es rico en agaves (de un total 210 especies que existen en el mundo 160 están en territorio nacional y 130 de ellas son endémicas), en poco tiempo esto puede desaparecer, si no se conservan y se tienen buenas prácticas bioculturales y agroforestales.

En sus palabras, no podemos estar sometidos a los requerimientos de la industria ni a las grandes compañías mezcaleras que piden millones de plantas al mes: tenemos que seguir pensando en que los mezcales son bebidas tradicionales que se relacionan con la naturaleza. Tal y como explicaron estos voceros, estos espíritus tienen una relación intrínseca con las sociedades que los producen. Son los mezcales campesinos, los mezcales tradicionales, los que llevan la magia de lo cotidiano en cada perla. Elegirlos frente a otros reactiva eslabones en estas cadenas entrelazadas.