Cómo preparar salmón para que quede perfecto

Hay cinco errores que todos cometemos al preparar salmón. Conócelos y logra el platillo perfecto todos los días a partir de hoy.
salmón

Preparar salmón, especialmente cuando se cocina con piel, puede ser una tarea peligrosa si uno no tiene práctica en ello. Este pescado carnoso y delicioso puede terminar sobrecocido, gomoso o seco, o con una piel flácida y poco atractiva en vez de la piel deliciosa y crujiente que lo hace tan popular. Pero puedes evitar los errores más comunes – y que todos cometemos- al cocinar salmón, y todo comienza con la forma en que lo acomodas para su cocción.

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No acomodar el salmón con la piel hacia abajo

La piel del salmón es donde residen muchos de los aceites saludables, por lo que hacerla delicioso es fundamental para obtener todos esos beneficios. Hay que conseguir una piel súper crujiente y sabrosa, tal como te gusta la piel de pollo. Te sugerimos acomodar el salmón con la piel hacia abajo para comenzar su cocción y cocinarlo hasta que esté bien fundido, ligeramente dorado y crujiente, y luego voltearlo para terminar la cocción.

Sarah Crowder

Cocinarlo a una temperatura demasiado alta

Es importante que el calor sea lo suficientemente alto como para que la piel quede crujiente, pero también es importante evitar que la pieza de salmón secrete esa sustancia blanca que seguramente ya conoces, que no es dañina, pero tampoco es atractiva. Este líquido es un escape de proteína, y es señal de que tu pescado se está cocinando a una temperatura demasiado alta, lo que también significa que es probable que lo esté secando. Mantén el fuego medio bajo, o sella en la estufa y termina la cocción en el horno caliente, que es un ambiente más estable.

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No revisar la temperatura interna del salmón

El salmón es un pescado que encuentra su mejor término entre medio y tres cuartos. Pero el término puede ser difícil de detectar al tacto, por lo que es mejor usar un termómetro para carne para asegurarse de que el interior del pescado está donde quieres que esté. Al igual que con la carne, el pescado tendrá algo de cocción remanente, así que sácalo del horno cuando su temperatura interna sea de unos cinco grados antes de que alcance la temperatura deseada y déjalo descansar unos cinco minutos antes de probarlo.

Foto: Cortesía

No revisar si la pieza tiene espinas

Nada pone un freno a una noche como realizar la maniobra Heimlich. El salmón, según el corte, puede tener pequeñas espinas que recubren la carne y representan un peligro de asfixia. Afortunadamente, son bastante fáciles de quitar con una pinza, y fáciles de encontrar pasando la mano por el lado de la carne de los filetes en ambas direcciones para sentirlas. Siempre vale la pena dar este paso adicional por seguridad, pero si no le quitaste las espinas a tu salmón, al menos adviérteles a tus invitados.

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Pone poca grasa sobre la superficie de cocción

Si bien el pescado se considera una comida más ligera, eso no significa que no necesite grasas para su coccion. La grasa transmite sabor y también ayuda a que el pescado no se pegue a la superficie del sartén. El pescado en general es delicado se adhiere con facilidad a los sartenes y parrillas si no se tiene cuidado. El salmón no absorberá gran parte de la grasa en la que lo cocines, así que usa una buena cantidad de aceite en el sartén, en las rejillas, incluso en la tabla de cedro. El pescado sabrá mejor y permanecerá intacto.

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