Bitácora del paladar: Brutal

La San Miguel Chapultepec tiene una nueva vinata de barrio, en donde parece que el tiempo se detiene. Te contamos sobre Brutal.
brutal

Seis de la tarde en la San Miguel Chapultepec, colonia que hasta hace días se ve distraída de la mirada gastronómica de una ciudad que crece en sabor y propuestas. El restaurante Madereros logró sembrar la semilla de la atención y posteriormente nacieron, en los últimos meses, algunos sitios de buena cocina y buena bebida que pretenden atraer al comensal a esta colonia, que levanta con orgullo la mano para ser la nueva zona gastronómica. Tal es el caso de Brutal, vinata de barrio.

Foto: Cortesía

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La tarde transcurre entre el sol que se esconde y las traviesas sombras de los árboles que habitan esta zona de la ciudad. Una señora de edad avanzada pasea un perro de raza indefinida, mientras que dos jóvenes le rebasan, uno por la acera y otro por la banqueta, sin darse cuenta que uno de ellos ha pateado las hojas amontonadas generando uno de los pocos ruidos que hay en la zona.

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En su andar rápido, pasan por la calle General Juan Cano 42 y observan una puerta que les invita a la tarde lenta, por lo que deciden entrar a Brutal, Vinata de Barrio. Ella lleva en las manos una libreta y él un bolso de tela que guarda, quizás, la pequeña despensa para la casa que ahora tendrá que esperar la entrega.

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El reloj marca las seis con once minutos y en la puerta un joven francés con frases muy chilangas les recibe y los sienta en una barra central que palpita cada vez que cruzan el pórtico nuevos peregrinos del vino. Una joven mujer chilena, con una amplia sonrisa y gran conocimiento de la uva les sirve un vaso de agua y les pregunta sobre su interés del vino a probar. Ahí es cuando el sabio silencio ocupa fragmentos del tiempo para dar oportunidad a que ella recomiende un vino espumoso con el que esta pareja fundará un primer recuerdo del espacio que ha llegado a conquistar la escena del vino de la ciudad.

Foto: Cortesía

Las paredes con anaqueles de vinos de todas las partes del mundo detiene el tiempo mientras la música transcurre entre risas de otros comensales que, al igual que ellos, solo pasaban por ahí y se quedaron inmersos ante las maravillosas opciones que hay para los paladares nuevos, expertos y abiertos que gusten vivir un nuevo horizonte de vinos bien seleccionados, bien guardados y bien servidos.

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Se observan vinos de Alsacia, de España, de México, de Chile, de Francia y de muchos lugares donde la uva cautiva paladares sin juzgar origen, entrenamiento o preparación. Hay tantos vinos como suspiros en las dos barras y las copas suelen llenarse con facilidad acompañadas por el vaso con agua de cortesía, que juega un papel fundamental en la hidratación del asistente. El local tiene una pequeña cocina, donde se preparan sencillos platos para llevar la tarde de vinos. Tiene buenos quesos y unas aceitunas de enorme calidad. El ambiente es de casa, diría sorprendido un asistente en la barra, mientras disfruta un vino naranja. A su lado, dos desconocidos temporales le sonríen y asienten con un sonrisa. Bien parece que el calificativo de vinata de barrio es empleado de forma precisa. Aquí todo es armonía, risas francas y vinos bien seleccionados. Parece que la escena es tomada de una película donde la felicidad es amplia y el gusto por el buen vino se hace presente en cada descorche. Los precios son accesibles y el tiempo congelado es gratuito, quizás por ello este nuevo proyecto en una colonia de enorme tradición pueda compaginar con el tiempo amable que no hace más que dejar que algunos paseantes puedan disfrutar el cariño brutal de una vinata que hacía falta en tan singular barrio.

Foto: Cortesía

Habrá muchas voces que en silencio repitan la frase: “solo pasaba por aquí y el tiempo se congeló”, y con esas sencillas palabras comenzará la más bella historia de alguien, un vino y la ausencia de tiempo que se vive en Brutal, el nuevo espacio para abrir y cerrar un buen año.

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