Las cadenas de pizza han visto un aumento en la demanda de sus productos desde que el Coronavirus golpeó al mundo a inicios de año. Empresas como Dominos Pizza y Papa Johns registraron un importante crecimiento desde mayo, gracias a su capacidad para adaptarse a las nuevas medidas sanitarias y, sobre todo, a su robusta infraestructura de servicio a domicilio.
En el caso de Dominos Pizza, desde hace algunos años la compañía ha trabajado en el desarrollo de soluciones autónomas de delivery, lo que en un futuro podría permitirle automatizar la entrega de sus pizzas, prescindir del contacto humano de los repartidores y mantener la promesa de pizza caliente en 30 minutos o menos.
En 2016, por ejemplo, realizó las primeras pruebas de su robots en Australia, con una flotilla de pequeños vehículos que salían de la tienda para llevar la orden hasta la puerta del cliente. Ese mismo año Dominos también hizo la primera entrega de pizza por medio un drone, y para 2017 firmó un acuerdo con la automotriz Ford para un programa piloto en Estados Unidos que probó la respuesta de los clientes a las entregas realizadas por coches que se conducen solos, en lugar de los repartidores.
Por ahora estas innovaciones tecnológicas siguen en fase de desarrollo con miras a un futuro no tan lejano, pero mientras tanto Dominos ha puesto la mirada en soluciones más inmediatas. Hasta ahora, hemos enfocado buena parte de nuestras inversiones en hacer más fácil para el consumidor ordenar una pizza, dijo Patrick Doyle, ex CEO global de la marca, en entrevista para Forbes durante su última visita a México en 2018. Para Dominos esto significa inversión en sus plataformas digitales, en la analítica de datos, en servicios de GPS o en funciones de voz para ordenar pizza a través de smartphones y asistentes inteligentes.