Debajo de un encino con más de 300 años, con mesas de madera que gozan de esa sencillez que otorga el campo se encuentra un espacio gastronómico de enorme sencillez y mucho fuego, en donde la calidez de la recepción sólo se comparara con el sutil viento que acaricia el árbol que nos da cobijo.
Baja en la Mesa: una cena para recordar el territorio
Asador Primitivo es un proyecto de alta cocina de fuego, que nos enseña que la fuerza de una chef como Carolina Jiménez da como resultado platos de enorme sabor con técnica bien cuidada, ahumados y equilibrados. El uso de los animales completos es destacable y junto a los vegetales y hierbas de la región, forman parte de un menú lleno de seguridad, en donde cada plato que se comparte en la mesa, es para dos comensales o más, logrando saciar el apetito del más tragón.

Fuego y leña es la suma básica para lograr lo deseado. Los sartenes de hierro y la sencilla cocina abierta, integran ese calor y esa pasión de los cocineros que están en la cocina abierta, y que no dejan de avivar el fuego con leña de calidad, gozando el verificar cocciones y viviendo el bello trabajo de de la cocina de altas temperaturas.
Bitácora del Paladar: Casa Marena y los recuerdos del mar
El menú base es para 2 personas y se compone de 3, 4 o 5 platos, según el apetito del comensal. Las porciones son grandes y saben jugar con las emociones al dejarnos el disfrute de la vista, con platos que gozan de bella sencillez, cuyo armado, expresa el gusto por el campo de la chef Carolina.

En esta ocasión pedimos la degustación de res. La duda nunca prevaleció, pese a que existía un menú con base en pulpo y un menú del día que jugaba con platos de mar. En la mesa larga, apostamos por la papa en exceso, con las cocciones de más de 20 horas y por los sabores bravos de una salsa de habanero que acompañó todo nuestro menú. Las tortillas se hicieron presentes y los vinos del proyecto de Pictograma, nos permitieron gozar de la uva grenache con añadas desde el 2018 hasta el 2024. Sobre este proyecto, vale la pena conocer más a fondo su pasión por el vino, ya que la tarea de reconocimiento de la uva grenache por su resistencia, resiliencia y capacidad de adaptación les ha llevado a tener una de las mejores cartas de vino que he encontrado en la zona.
Mesas de Campo 2025: cocina morelense a fuego lento
Es aquí, cuando los sabores bien entendidos de una cocina de satisfacciones se expresan con enorme sencillez, dejando que los platos hablen de ella”.- Humberto Ballesteros.
Los tiempos de mar, gozan de una enorme sencillez y logran del ostión fresco y de la almeja la expresión ideal para una cocina de campo. Aquellos que pasean por la brasa en búsqueda de ese sabor a humo de encino, se adhieren al espacio con enorme sencillez.

Las papas con tripa frita que se acompañan de romero, te invitan a celebrar con una gotas de limón amarillo, de un plato en equilibrio, donde puede nacer una adicción por el tubérculo más exquisito. El tuétano ofrecido, tiene la cantidad deseada y con las tortillas de harina o maíz se convierte en un rico taco que bien se puede acompañar de una salsa de habanero.
Los chefs Benito y Solange enaltecen el Valle con Amapola
Los cortes de carne tienen la cocción perfecta para los amantes del asador. El término medio es la cocción deseada y la sal que encima se posa, eleva el sabor. Los vegetales tienen el ADN de la zona. Las zanahorias moradas, naranjas y amarillas se colocan en un sartén de hierro, donde la sencillez hace la magia con ese sabor donde basta un poco de grasa y madera para enaltecer los sabores de la zona.

La tarde en Primitivo suele caer sin darte cuenta y el clima maravilloso de un otoño expresivo borra el sonido que pudiese generar un reloj de cuerda, dejando que la atmósfera de este espacio, alimente el alma y el estómago de aquellos que gozamos de las mesas largas. De aquellas que tienen madera, cuchillos con filo, vasos simples, tenedores y servilletas de presencia complementaria que dejan todo el protagonismo al plato que te sirven.
Bien vale la pena salir de la carretera, transitar esos 300 metros sobre un polvo que te ha de llevar a un oasis en el Valle, donde la cocina tiene alma y donde el viento juega con las hojas de un árbol milenario”.- Humberto Ballesteros.
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