Wuzhen, la Venecia de Oriente: tradición flotante en China
Alila Wuzhen | Foto: Cortesía

A lo largo del curso del Gran Canal, en la provincia de Zhejiang, aparece Wuzhen como un suspiro antiguo: puentes de piedra arqueados, callejones de madera que crujen bajo los pasos, canales que reflejan torres y aleros, casas que contemplan su reflejo en el agua. Wuzhen tiene más de mil años; dicen que sus cimientos emergieron durante la dinastía Tang, y que el agua que atraviesa sus canales, también pasa por los sueños de quienes la habitan.

Cada calle, cada pasillo —Dongzha y Xizha, las dos zonas más famosas— respira historia y artesanía. La seda, los tintes azules, los talleres de sombras danzantes, los restaurantes humildes donde el té de crisantemo calienta las manos y suaviza la voz. Hay algo delirantemente sereno en esta ciudad flotante, donde el tiempo parece desdoblarse entre la tradición y el ahora.

Wuzhen, la Venecia de Oriente: tradición flotante en China
Alila Wuzhen se alza como una obra que entiende el arte de la pausa | Foto: Cortesía

Wuzhen es un espejo: refleja lo que fuimos, lo que somos, y lo que podemos imaginar. Las luces amarillas al atardecer, los botes que deslizan su proa sobre aguas quietas, los tejados inclinados que desafían la gravedad; todo convive con murmullos, con voces antiguas que se escuchan en los muelles, en los mercados flotantes, en los festivales de teatro. 



Wuzhen es un espejo: refleja lo que fuimos, lo que somos, y lo que podemos imaginar”.- Deby Beard

Dentro de este paisaje poético, Alila Wuzhen se alza como una obra que entiende el arte de la pausa. No va a competir con el brocal antiguo de las casas de madera ni con la historia bordada en los puentes: lo acompaña. Lo envuelve. Lo realza. 

Alila Wuzhen promete escapar del tiempo y al mismo tiempo habitarlo
Sabores locales combinados con influencias globales | Foto: Cortesía

Se siente como un pueblo dentro del pueblo; sus edificaciones blancas mínimas, sus líneas puras y limpias, su arquitectura que juega con la luz y el reflejo de agua. Alila es, espejos líquidos, patios de calma, villas con albercas privadas que parecen las abstracciones de un viejo grabado, con la suavidad del agua moviéndose. 

Las habitaciones y villas son refugios de espacio, silencio y panoramas de agua. En la villa con piscina, tienes tu propio estanque privado, terraza, jardines que se abren al cielo, todos diseñados para que sientas que lo exterior se filtró adentro y que tu interior también se expandiera hacia afuera. 

El restaurante Shui Shi Kou, con grandes ventanales que parecen portales hacia el agua, sirve platos farm-to-table, sabores locales combinados con influencias globales, comedor luminoso que regala vistas al lago. En el bar, los whiskies y las bebidas se beben contra panoramas reflectantes; la noche cobra otro ritmo al borde del agua. 

Wuzhen, la Venecia de Oriente: tradición flotante en China
Spa Alila: una cortesía al cuerpo y al espíritu | Foto: Cortesía

Y el Spa Alila: una cortesía al cuerpo y al espíritu. Tratamientos inspirados en la naturaleza local —flores, agua, materiales orgánicos— albercas interiores amplias con vistas hacia humedales y espacios de contemplación. El elemento agua está presente como decoración y como ritmo vital. 

Alila en Wuzhen, es un abrazo al tiempo, una ceremonia de los sentidos. Es caminar en un sueño hecho de agua, arquitectura, luz, sabor”.- Deby Beard

Quiero proponerte que imagines esto: despiertas temprano, cuando la mañana aún tiene ese hálito frío que huele a rocío y madera mojada. Caminas por uno de esos puentes antiguos de piedra; el agua debajo tuyo susurra y atrapa la luz del amanecer. No hay prisa. Apenas un bote de remo, una luz jugando sobre las vigas. Cruzas hacia Alila. Tu villa aún duerme, pero el reflejo del cielo en la piscina te hace creer que estás flotando.

Desayunas huevos y pan con aromas de especias frescas, té de crisantemo y frutas que saben a fresco, a huerto. El sol se hace suave, caliente, y te recuesta contra un banco en jardín. Tal vez lees, tal vez no. Tal vez miras el agua. Tal vez solo dejas que el silencio te contagie y que la historia de ese lugar te inunde.

Y al caer la tarde, cuando las linternas y faroles emergen, hay un paseo: los reflejos en los canales, los cafés al borde del agua, los locales que frotan madera, que tintan seda, que cuentan historias. Un festival de luz, de memoria. Luego la cena, sonidos suaves, risas lejanas, música antigua de cuerdas.

Alila Wuzhen promete escapar del tiempo y al mismo tiempo habitarlo
En Alila Wuzhen, las bebidas se beben contra panoramas reflectantes | Foto: Cortesía

Lo que impresiona de Wuzhen es que ha resistido: la estructura de sus canales, los puentes, las casas de madera, la artesanía. Aunque el turismo haya llegado, aunque los visitantes tomen fotos y las cámaras capten cada ángulo, hay una autenticidad que se siente, una textura histórica que no se vende. Cada tabla, cada puerta, cada barca, cada puente, tiene la huella del tiempo.

Alila respeta eso e inspira. Y esta delicadeza es rara: un hotel moderno que entiende que la belleza también vive en lo que ya está, en lo que se conserva, en lo que tiene cicatrices. Lo moderno aquí no anula lo antiguo; lo realza; lo reconoce.

Visitar Wuzhen y alojarte en Alila es recordar que la belleza es efímera. Que las cosas hermosas también se desvanecen, pero que la memoria de ellas —las huellas en el agua, las vetas en la madera, los reflejos al atardecer— perdura. Que permanecer en la imperfección, en el paso del tiempo, puede darnos algo más que novedad: puede darnos raíz.

Alila Wuzhen promete escapar del tiempo y al mismo tiempo habitarlo. Y eso, en una era de velocidad y pantallas, es un lujo casi olvidado.

Wuzhen, la Venecia de Oriente: tradición flotante en China
Alila Wuzhen promete escapar del tiempo y al mismo tiempo habitarlo | Foto: Cortesía

Alila Wuzhen

No. 939, Ziye East Road, Wuzhen Township, Tongxiang, Zhejiang, China, 314501.

@alilawuzhen

Sigue a la autora: @debybeard

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