
En el corazón de la colonia Roma, sobre la transitada Álvaro Obregón, ha abierto sus puertas Almamia, un restaurante y hotel que se presenta como un paréntesis de calma en medio del bullicio citadino. Este nuevo espacio no solo ofrece cocina de autor de alto nivel, también invita al descanso, la contemplación y al disfrute de una experiencia sensorial integral que conecta diseño, hospitalidad y gastronomía.
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Alojado en una casona restaurada por el arquitecto Alberto Kalach, Almamia es cálido e íntimo. El espacio fluye entre la nostalgia y la modernidad, lo cual acompaña con coherencia la propuesta del chef David Hernández Aguilar, quien lidera la cocina con más de 30 años de trayectoria. Su visión: cocinar recuerdos, despertar emociones y rendir homenaje tanto a la tradición mexicana como a la alta cocina francesa.

Una carta que toca el alma
La propuesta culinaria de Almamia destaca por su enfoque emocional y profundo. Cada platillo está pensado para evocar sabores de la infancia y, al mismo tiempo, sorprender al paladar. Desde entradas como la tostada de kampachi con salsa macha, hasta platos principales como el chamorro de cordero en costra hojaldrada o el caldo de piedra al estilo San Felipe Usila, la carta equilibra herencia y técnica con maestría.
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El mole ocupa un lugar especial dentro del menú, reinterpretado con creatividad en recetas como el risotto con queso de cabra, callos St. Jacques y mole negro, o bien acompañando carnes y vegetales en un diálogo entre lo clásico y lo contemporáneo.
Para cerrar, los postres prolongan la memoria con creaciones como el tiramisú de café de olla con cocol de anís o el budín de higos con salsa de Xtabentún.

Vinos bien pensados y un nuevo ritual de hospitalidad
Uno de los aspectos más destacados de Almamia es su maridaje de vinos, cuidadosamente seleccionado para salirse de los clichés y ofrecer etiquetas que no se encuentran comúnmente en otros restaurantes de la CDMX. La selección por copeo brilla con protagonismo propio, elevando la experiencia culinaria.
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Este nuevo espacio se plantea como un ritual contemporáneo de hospitalidad, ideal tanto para quienes desean recorrer la Roma a pie, como para quienes buscan un lugar donde simplemente quedarse, descansar y comer rico. Almamia no solo alimenta el cuerpo: alimenta la memoria, la emoción y los sentidos.
Dirección: Álvaro Obregón 124, Colonia Roma, CDMX.
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