No importa si te gusta o no la cerveza, seguro ya probaste una de las expresiones más populares y queridas de Europa: la Guinness. Este fermentado que ya conoces y amas pertenece al estilo Porter.
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Las cervezas Porter nacieron en Londres, y se elaboran a partir de cebada malteada. El uso del nombre se registra por primera vez en el siglo XVIII, y su elaboración se atribuye al cervecero londinense Ralph Harwood, quien, cuentan los entendidos, mezcló las cervezas Brown Ale, Pale Ale y Stale; a esta mezcla, Harwood la llamó Entire.
Con el paso del tiempo este estilo se hizo popular entre la clase trabajadora, especialmente entre los porteros (porters) de los mercados locales, que entregaban sus productos a las puertas de los pubs. Y, por asociación, nació el nombre de este estilo que, al día de hoy, es uno de los más populares en Europa, Estados Unidos y entre el gusto de los consumidores de cerveza artesanal en México.
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En 1776 la cerveza Porter llegó a Irlanda, específicamente a las manos de Arthur Guinness, un cervecero que logró convertir este estilo en una de las marcas más exitosas. Y, con el paso del tiempo, este estilo tuvo sus reinterpretaciones en Rusia, Estados Unidos y, de ahí, en México.
¿Cuáles son las características de la cerveza Porter?
A este estilo lo distingue su color: marrón oscuro, consecuencia de la malta tostada con la que se produce, y tonos rojizos. En sus aromas puedes esperar notas maltosas, amargas -también consecuencia del tostado-, ligeramente lupuladas y toques a chocolate o café, además de caramelo y, por supuesto, tostados.
Las cervezas Porter son perfectas para los postres; pruébalas con un pastel de chocolate o de café. También se llevan bien con proteínas con salsas especiadas o de cocciones largas, como unas costillitas BBQ o, ¿por qué no? un mole.
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