Verde, rojo, negro y hasta rosa, los colores del mole mexicano y sus más de 50 variedades que existen. Su origen se remonta a la época prehispánica, en esos años se preparaba el mulli, que significa mezcla, y era una elaborada salsa de chocolate.
Para que te des una idea de la cantidad de colores que tiene el mole mexicano te daremos un dato, únicamente en Oaxaca se tiene registro de siete de los moles más populares: el negro, rojo, amarillo, verde, coloradito, estofado y chichilo; aunque, existen muchos más moles en la entidad, como el de caderas y el de chicatana.
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Aunque en todo el país el mole es una de las preparaciones más icónicas y diversas, y existen diferentes versiones que varían según la región. Uno de los más exquisitos es el poblano, sobre el cual hay distintas versiones de su origen, la más popular lo sitúa en el siglo XVII en el Convento de Santa Rosa en donde se dice que lo preparó una monja dominica de nombre Andrea de la Asunción con motivo de una peculiar petición.
La lista puede ampliarse dependiendo de las combinaciones y variaciones locales, a continuación te dejamos algunos de los más tradicionales:
Mole amarillo: También es típico de Oaxaca, tiene un color más claro y se hace con chiles amarillos y masa de maíz.
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Mole coloradito: Similar al mole rojo pero con un sabor más suave y menos especiado.
Mole manchamanteles: Es un mole afrutado que lleva plátano, manzana, piña, y chiles. Su color puede variar de rojo a anaranjado.
Mole blanco: Menos común, este mole se elabora con ingredientes como almendras, piñones, nueces y leche.
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Mole negro: Originario de Oaxaca, se hace con ingredientes como chiles negros, chocolate, especias y diversos frutos secos.
Mole rojo: Este se prepara con chiles rojos secos como el guajillo y ancho, y suele tener un sabor más especiado.
Mole verde: Se puede probar de forma más común en Puebla y Oaxaca, se elabora con hierbas frescas como epazote, perejil y hojas de aguacate, además de pepitas de calabaza.
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