La Thermomix es la licuadora más poderosa del mundo que también cocina, revuelve y sirve para para amasar o mezclar masa. Viene con dos canastas de vapor, una pequeña que cabe dentro del recipiente de la licuadora y una grande que se coloca encima. Mi característica favorita es su báscula incorporada, que facilita que puedas agregar ingredientes por peso.
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Se debe de elegir el tiempo de cocción, la temperatura (de 100 ˚F a 250 ˚F en intervalos de 10 grados) y la velocidad de la licuadora, que puede ser lenta y llegar hasta las 10,000; aproximadamente la velocidad de las turbinas en un motor a reacción.
La máquina viene precargada con recetas, por lo que puede enseñarte cómo hacer salmón en salsa de crema de champiñones, risotto de parmesano o una focaccia. La promesa es que puede cocinar sin pensar en cocinar, sin necesidad de evaluar el progreso de las cebollas mientras se doran en un poco de aceite o sin probar para ver si las zanahorias están tiernas.
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Las primeras impresiones sobre la Thermomix
Cuando compré la Thermomix, empecé siguiendo las recetas preestablecidas, porque cocinar con la Thermomix es muy diferente a cocinar con cualquier otro electrodoméstico. Para hacer arroz con huevos y verduras, la Thermomix me indicó que pusiera aceite de sésamo y media cebolla en el vaso de la batidora; picó la cebolla, me indicó que añadiera trozos de zanahoria pelada que se cortaron ahí automáticamente. Agregué cubos de tocino, salsa de soya y azúcar, y se salteó la mezcla durante siete minutos a 250 °F. El olor de las cebollas cocinadas comenzó a salir de la máquina, pero en realidad no podía ver lo que estaba pasando. Incluso sin la tapa, tuve que pararme de puntillas para ver dentro del recipiente.
La máquina me indicó que sirviera esa mezcla en un tazón. Vertí arroz en la vaporera, agregué agua al tazón, puse floretes de brócoli en la bandeja superior y dejé que todo se cocinara al vapor durante 14 minutos. Mientras tanto, batí cuatro huevos en un tazón, forré el inserto opcional con papel pergamino húmedo e hice una torre de arroz, brócoli y huevo dentro de la máquina. Todo salió al vapor en solo seis minutos, momento en el que la máquina me informó que podría necesitar un minuto más. Lo comprobé. El arroz estaba crujiente y los huevos aún estaban líquidos. Agregué otro minuto. El arroz todavía estaba crujiente. Terminé teniendo que agregar 12 minutos más para cocinar el arroz, momento en el cual los huevos se habían cocinado demasiado en el medio pero de alguna manera todavía estaban líquidos por los lados.
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Para entonces, ya me sentía cansada de este plato. Debería haber sido tan fácil como el arroz frito, algo que hago todo el tiempo, pero en cambio me hizo sentir como si fuera la primera vez que ponía un pie en una cocina. Lo tiré todo junto en el tazón para servir. Y eso se sintió bien. Pero la Thermomix hace algunas cosas muy bien
- Es genial con salsas y pastas: a menudo, para hacer un curry al estilo indio, tengo que tostar especias enteras en una sartén pequeña, molerlas en un molinillo de especias y luego hacer puré de cebolla, jengibre y ajo en un procesador de alimentos para después cocer el curry en un horno holandés. Son cuatro vasijas para lavar. En la Thermomix, puedes tostar especias enteras, molerlas, hacer puré los aromáticos y cocinar el curry, todo en el mismo bowl.
- Le va increíblemente bien con sopas, natillas y purés: Hizo una sopa de coliflor en puré que quedó deliciosa, además de un lemon curd perfecto y sedoso en tan solo dos minutos; las posibilidades de natillas con una Thermomix son infinitas. Hice una aproximación de un semifreddo con nueces, dátiles, cacao, aguacate y cubitos de hielo, que fue lo suficientemente bueno como para convencer a un niño de dos. Justo esta mañana me despertó la alarma de la Thermomix: el yogurt que había hecho durante la noche estaba listo.
- Puede sellar al vacío e incluso usarse como una selladora, porque el control de temperatura es preciso y las cuchillas hacen circular el agua de manera uniforme.
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Conclusión
Si tienes unos 30 mil pesos que te sobren, una cocina bastante espaciosa y una inclinación por el curry, las sopas en puré, las salsas emulsionadas y las natillas, podría valer la pena comprar una Thermomix. Una vez que sepas cómo usarla, con sus propios ojos, nariz y boca como guías, y sepas lo que queda bien y lo que no, el costo sustancial comenzará a tener más sentido. La Thermomix cuidadosamente diseñada y puede moler o hacer puré con ingredientes enteros con más potencia que cualquier otro electrodoméstico que haya visto, incluso una licuadora Vitamix. Además a los fanáticos de la tecnología probablemente les encantará. Por otro lado, por el mismo dinero puedes comprar un procesador de alimentos, una licuadora Vitamix, una máquina para sellar al vacío, una olla a presión, una olla de cocción lenta y todavía te sobraría dinero.
Sarah DiGregorio es escritora, editora y desarrolladora de recetas independiente, y es autora del libro de cocina Adventures in Slow Cooking.
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