Razones para congelar el vino que te sobra
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Incluso el bebedor de vino más comprometido se topa con el problema de la botella. Tomas una copa de vino, tal vez dos, pero terminar la botella no es una buena idea si quieres despertarte a la mañana siguiente sin dolor de cabeza. Es particularmente cierto si vives solo o con alguien que no bebe vino, que una botella entera puede ser mucho para terminar. 

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Una vez que abres la botella, el vino comienza a oxidarse, y eso significa que tomar otra copa de la misma botella unos días o una semana después será una experiencia enológica completamente diferente. Existen varios dispositivos que pueden ayudar con eso, si se trata de un problema habitual. Pero si de vez en cuando te quedan restos de vino y no quieres desperdiciarlos, ¿qué puedes hacer? Simple: congela tu vino.

Botellas de vino
Botellas de vino | Foto: Stephanie Berbec, Unsplash

Los restos de la botella o del vaso que no puedes terminar se convierten en un valioso recurso de despensa. La próxima vez que necesites vino tinto o blanco para, digamos, una olla de Boeuf Bourguignon o una salsa de hierbas y vino blanco, esas sobras estarán esperando a ser utilizadas. 

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O ¿por qué no? echa un poco de vino congelado en la licuadora con fruta y tendrás una sangría granizada rápida. El vino rosado helado se convierte en una copa perfecta de helado.

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Aunque hay que tener en cuenta que congelar vino no aplica para absolutamente todos los usos. En primer lugar, no se puede conservar bien el vino espumoso de esta manera, ya que la congelación no atrapa la carbonatación. En segundo lugar, debido a que el vino contiene alcohol, por supuesto, no se congelará tan fuerte como lo haría el agua, por lo que se descongela muy rápidamente una vez que lo sacas del congelador. Tampoco es recomendable descongelar una copa de cubitos de vino y beberla esperando que supiera igual que una botella recién abierta. 

Pero mientras se trate de cocinar o preparar un rico coctel, darle una segunda vida a ese vino es la mejor opción.  

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