IA entre vides: tecnología enraizada entre los viñedos
FOTO: FOOD & WINE | UNSPLASH

En 1956, el profesor John McCarthy, especialista en computo, definió por primera vez el concepto de Inteligencia Artificial y desde sus ecos arraigados en la Universidad de Dartmouth, Hanover, la influencia de esta tecnología modificó con voraz influencia diferentes industrias.

A pesar de que su adaptación en el campo, entre la tierra, en medio de las vides y la bodega, tiene ya varias décadas, fue hasta otoño de 2024 que la conversación sobre su influencia en la industria del vino comenzó a tomar forma a partir de documentos generados por el Consejo del Mercado del Vino en Estados Unidos.

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Perspectiva 360

21 herramientas en la confección del vino se operan bajo la influencia de inteligencias artificiales: tres tienen impacto sobre las operaciones en viñedos, cinco en las bodegas, ocho en marketing/ventas y administración de empresas, y cinco en interacciones con los consumidores, de acuerdo con el Consejo del Mercado del Vino.



Nos sumergimos, de la mano de Evan Goldstein, Master Sommelier de la Court of Master Sommeliers y con Martín Reyes, Master of Wine y dueño de Wine Wise, en el desarrollo de tecnológías entre vides.

“Es difícil saber exactamente cuándo empezaron a ocurrir todos estos cambios relacionados con nuevas ciencias aplicadas, pero definitivamente han tenido un impacto importante durante los últimos 3 o 4 años. La tecnología ha estado involucrada en la industria del vino por un largo periodo, desde la creación de corchos hasta la utilización de tanques de acero inoxidable, pero las cosas ahora se están moviendo de forma más acelerada que nunca en tres grandes áreas: campo, bodega y mercado”, detalla el Master Sommelier.

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En el campo

La voracidad con la que los avances tecnológicos permean en nuestras vidas es una constante y las labores en el campo no son la excepción. Hoy la innovación se enfoca en el análisis de datos, aportando diferentes planes de acción con base en las métricas con las que la alimentamos, destaca Martín Reyes.

Estamos en un momento en el que la tecnología es generativa y esto le permite decirnos qué caminos podemos tomar a partir de los datos con los que contamos. Ahora se puede predecir cuándo vendrá una helada, con base en el color de la clorofila de la vid”, detalla el Master of Wine.

Influencia aeroespacial

Hace más de una década, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), lideró el diseño de un experimento en el análisis del perfil atmosférico de teledetección de uvas (GRAPEX), en colaboración con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la Universidad Estatal de Utah y la firma cali- forniana E & J Gallo Winery. “GRAPEX surgió de nuestro deseo de aprovechar el poder de los datos de teledetección proporcionados por los satélites Landsat”, dijo Nick Dokoozlian, vicepresidente de viticultura, quí- mica y enología de Gallo, refiriéndose a los satélites de imágenes terrestres desarrollados en asociación entre la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) durante más de 40 años.

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FOTO: NASA

El programa colaborativo utiliza una serie de capacidades de teledetección para mapear el uso y el estrés hídrico de los viñedos para mejorar la programación y gestión del riego ayudando al equipo a tomar decisiones para garantizar que los campos no estén demasiado secos ni muy húmedos, ahorrando tiempo y dinero en costos de riego en más de 40 mil 468 hectáreas de viñedo.

Forrest Melton, director asociado del programa de Recursos Hídricos de la NASA y científico principal del Centro de Investigación Ames, de la misma agencia, en Silicon Valley, California, afirma que proporcionar datos de los satélites Landsat a los administradores de viñedos casi en tiempo real es una oportunidad emocionante para ampliar la gama de aplicaciones agrícolas de la ciencia y la tecnología de la agencia espacial.

La NASA entiende que existe un valor potencial real en los datos de teledetección para la gestión operativa del agua a escala de campos individuales, y la clave es entregar esos datos de una manera que sea útil para los administradores de ranchos y los irrigadores”, detalla el directivo en la página oficial de la agencia.

El proyecto GRAPEX incluye ahora a más de 40 científicos y técnicos de la Universidad de California, Davis; Universidad Estatal de Utah; Universidad Estatal de California, Bahía de Monterey; el Programa de Ciencias Aplicadas a la Tierra de la NASA; así como una serie de socios de investigación internacionales de Chile, España, Italia e Israel.

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FOTO: FOOD & WINE | NASA

Microenfoque

Herramientas como los tractores eléctricos Monarch, estaciones especializadas para medir el clima y cosechas mecanizadas transforman el mapa vitivinícola mundial con un enfoque cada vez más especializado en el comportamiento de cada vid.

“Los tractores eléctricos permiten monitorear la salud de cada vid a partir de datos como la coloración de sus hojas y son operados por medio de baterías, lo que significa que no contribuyen a las emisiones de carbono. A pesar de que no es una práctica nueva, cada vez es más común que las bodegas instalen estaciones meteorológicas en el viñedo para detectar el estado del suelo, las temperaturas y recopilar muchos más datos para contrastar el comportamiento anual del ciclo del viñedo, permitiendo aplicar modelos de Inteigencia Artificial con toda la información de una forma mucho más detallada. Estos datos tienen un microenfoque, planta por planta, que por apelación o viñedo”, detalla Evan Goldstein.

Por otro lado, el Master Sommelier explica el cambio de paradigma de las cosechas mecanizadas, que antes estaban relacionadas con la producción de vino a gran escala y actualmente podemos relacionar con cosechas de calidad.

“La cosecha mecánica actualmente es importante en dos sentidos: por un lado promueve un mejor trabajo, con menos daños en la planta y la identificación de la madurez de cada racimo. Por otro lado, es una forma de resistir las imposiciones migratorias que hacen cada vez más difícil conseguir mano de obra para trabajar en el campo. Esta práctica no sólo gana auge en regiones como California, también en lugares con métodos tradicionales como el Ródano francés y su legendario Châteauneuf-du-Pape”, relata el especialista.

IA entre vides: tecnología enraizada entre los viñedos
Foto: Unsplash

A pesar de que la tecnología gana cada vez más influencia en terruños de todo el mundo, Goldstein sostiene que la punta de lanza de este movimiento se encuentra enclavado en las vides californianas.

Creo que el liderazgo de Estados Unidos en Inteligencia Artificial, específicamente de Silicon Valley, nos coloca como líderes en términos generales de innovación y tecnología. California es uno de los pocos lugares que resguarda una interesante confluencia entre el acceso a la IA, el desarrollo de programas institucionales como los de UC Davis y Stanford, además de capital suficiente para activar estas tecnologías y tener este espíritu innovador para liderar este movimiento”, resalta el Master Sommelier.

En la bodega

Desde la llegada de las uvas a la bodega, hasta la minuciosa guía sobre la fermentación y las guardas, representan importantes hitos en la aplicación de estas nuevas tecnologías enfocadas en el análisis de datos.

“Las máquinas con herramientas ópticas permiten distinguir la madurez entre las uvas de cada racimo, a pesar de que esto es una práctica que en muchos lugares aún se ejecuta de forma manual, los ojos mecánicos dan extraordinarios resultados y pueden ser programados de formas muy específicas para seleccionar uvas. Por otro lado, el control robótico de las fermentaciones y sistemas de temperatura tienen cada vez más información para proponer procedimientos basados en algoritmos e IA para apoyar a los enólogos a tomar decisiones teniendo en cuenta estrategias comerciales. Ahora es posible identificar patrones y adaptar la producción con base en las demandas del consumidor”.

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En el mercado

Las catas virtuales y la generación de datos en compra a través de las plataformas digitales delinean la experiencia de los consumidores, además de crear una línea directa de comunicación con los enólogos.

Las catas rompen las brechas de distancia y acercan al enólogo a sus mercados, creando puentes de comunicación. Con base en lo que la gente aprende y comenta en estos espacios, es posible analizar el comportamiento de compra de tus clientes, programar estrategias, con base en estos análisis, y diseñar experiencias cada vez más personalizadas”, reflexiona.

Con sentido humano

A pesar de los acelerados avances en la industria, los especialistas destacan el protagonismo de la experiencia humana en los puntos fundamentales del proceso.

“Algunas vides con problemas pueden dar vinos muy interesantes. Si los robots toman más protagonismo y hacen todo perfecto, vamos a perder este tipo de expresiones. La dependencia en robots y análisis preventivos podría dar como resultado vinos perfectos, pero no complejos. No hay tecnología que pueda reemplazar el gusto y la apreciación sensorial. Sería como pedir a un robot que incursione en el arte: va a hacerlo correctamente pero sin intención”, detalla Goldstein.

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