Descorches para recibir a la serpiente de madera

El Año Nuevo Lunar se asoma con su misticismo, y con él, una mesa cargada de sabores que prometen fortuna. Entre dumplings, pato Pekín y fideos largos, Manuel Negrete, director de vinos de Wine Bar by CMB, te guía a través de los vinos perfectos para maridar cada uno de estos clásicos gastronómicos, mientras celebramos la llegada del Año de la Serpiente de Madera.

El año de la serpiente se acerca con su espíritu inteligente y creativo, reservado, astuto y despiadado mientras las mesas se pintan de rojo y de dorado para invocar la buena fortuna. La segunda luna nueva después del solsticio de invierno, marca el inicio del año de la serpiente de madera. Entre talismanes culinarios y con su pausada cadencia, el reptil comenzará a marcar su influencia las primeras horas del 29 de enero.

Ya sea que tu banquete esté orquestado desde una aplicación en tu celular o decidas echar mano de tus dotes gastronómicos, Manuel Negrete, director de vinos del Wine Bar by CMB te guía por algunos talismanes culinarios y el mejor vino para acompañarlos.



Noodles | Freepik

Dumplings: prosperidad en cada bocado

En la tradición china, los dumplings son un talismán de prosperidad y una promesa de abundancia para el año que comienza. Para acompañar los dumplings de pato, con su aroma profundo y sus especias delicadas, Manuel sugiere un Valpolicella rosso. Este vino, con su mezcla de corvina, rondinella y molinara, es jugoso y especiado, con una acidez que limpia el paladar mientras abraza la riqueza del pato y la suavidad de la pasta de arroz. Un maridaje que no solo acompaña, sino que también realza el plato con su sutil poder.

El patopuede resultar un ave muy aromática que se acompaña bien con un vino que destaque por sus notas especiadas. Los vinos de estilo Valpolicella rosso son jugosos son ideales para acompañar la grasa, la textura y el ligero toque de la pasta de arroz de los dumplings. No son invasivos, pero tampoco les falta poder”.

Pescado al vapor: un augurio de abundancia

El pescado entero, símbolo de abundancia, es una de las joyas culinarias del Año Nuevo Lunar. Al ser cocinado con jengibre y cítricos, el pescado se convierte en un festín para los sentidos. Para esta combinación, el Albariño es el vino perfecto. Con su frescura cítrica y su acidez vibrante, el Albariño resalta los sabores del mar, envolviendo la carne del pescado con una armonía ligera y refrescante. Es la copa que celebra el ciclo de la vida y la abundancia que llega. “El jengibre, los cítricos e incluso alguna nota picante típicos de esta preparación se acompañan muy bien con las notas de un albariño destacando su perfil cítrico y acompalando muy bien la carne del pescado”.

Noodles: longevidad en cada hebra

Descorches para recibir a la serpiente de madera
Foto: Unsplash

Los fideos, con más de cuatro mil años de historia, representan el deseo de una vida larga y plena. Cuando se sumergen en un caldo humeante, su longitud se convierte en un símbolo de vitalidad. Sin embargo, maridar fideos en caldo es un reto, sobre todo cuando el calor del plato se enfrenta a la frescura del vino. Para este plato, Manuel recomienda un Jerez fino. Este vino, con sus complejos aromas de manzana y su acidez refrescante, se funde con el caldo y acompaña la suavidad de los fideos, creando una experiencia llena de matices y profundidad.

“Los caldos calientes siempre representan un riesgo para el maridaje por el cambio drástico de temperaturas. Si se quiere acompañar con vino, la mejor manera d hacerlo es con vinos de la región de Jerez. Estos vinos están elaborados a partir de una uva palomino que se vuelve más compleja a partir del proceso productivo de la crianza oxidativa del jerez. Si el caldo base es de pollo optaría por un jerez fino que aporta una explosión de sabores de manzana en boca, con acidez refrescante y un golpe alcohólico ligeramente más alto de lo que se pudiera tener en otro estilo de vino. La magia de este maridaje radica principalmente en su complejo retrogusto”.

Pato Pekín: unidad en cada bocado

El pato Pekín no es sólo un platillo, es un ritual, un acto de unión familiar. El proceso de prepararlo y compartirlo simboliza la fortaleza de los lazos familiares, mientras que su elegancia y su sabor exquisitos representan la prosperidad y la abundancia. Para esta preparación, que se sirve con una salsa agridulce, un Malbec es la opción ideal. Con sus intensas notas de frutos rojos, el Malbec complementa perfectamente los matices dulces y salados del pato, creando una danza de sabores que invita a la celebración y el compartir.

“El maridaje con este plato es muy particular por sus ligeros acentos duces y la forma más tradicional de comerlo: en lajas con crepes mandarin y una salsa agridulce con apio. Para esta combinación un Malbec resulta un buen maridaje por sus marcadas expresiones de frutos rojos”.

Dumplings | Freepik

La apuesta segura: el brillo de los espumosos

Si eres invitado a la fiesta y no sabes qué llevar, un espumoso estilo Cava o Franciacorta es siempre una opción acertada. Sus burbujas ligeras y su acidez brillante son como un soplo de frescura que limpia el paladar entre bocado y bocado. Perfectos para equilibrar los sabores más grasos o agridulces, los espumosos son la invitación perfecta a brindar por un nuevo ciclo lleno de esperanza.

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