
Todo comenzó en Shanghái. Es bien sabido que la migración que se dio después de la Segunda Guerra Mundial obligó a muchos ciudadanos chinos a buscar un hogar para proteger a sus familias, tal fue el caso del abuelo del chef Luis Chiu, quien en principio llegó a Mexicali, aunque finalmente se asentó en el Centro Histórico de la Ciudad de México y fundó el Café Shanghái, a finales de los años 40.
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Luis Chiu nació en 1987, año del Conejo de Fuego. Junto con su hermano, es la primera generación de su familia en ser mexicano con ascendencia china. Sus rasgos lo traicionan, pero su vocabulario también: es un chilango hecho y derecho.

De su familia ha heredado la versatilidad, la profesión y un profundo respeto por la cultura china: Desde niño sabía que iba a ser cocinero. Mis papás me ponían debajo de la vitrina del pan para mantenerme caliente y siempre recuerdo ese aroma, relata con emoción.
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En México ha cultivado la mayor parte de su vida, desde la escuela primaria hasta la formación profesional en el CESSA. Su linaje y obsesión por la perfección lo han llevado a hacer varias estancias y tomar cursos para profesionalizarse en la comida china; por ejemplo, en 2013 estudió en el Chinese Cuisine Training Institute, en Hong Kong, China, para aprender las técnicas que en México jamás encontraría.

Además de los fogones familiares, como el Shanghai Garden, en Cuernavaca, y las dos sucursales del Shanghai Café, Chiu trabajó en territorio nacional en el Hotel ME by Mélia, en Los Cabos, en 2009; y en el restaurante Erawan, en Antara, durante 2011. Pasó una temporada también en el Hotel Renaissance Yangtze Shanghai, en China, donde confiesa que se sorprendió de la disciplina y formación de las cocinas: Todo era diferente: ingredientes, idiomas, incluso las estaciones de trabajo, confiesa. Sin embargo, sus sueños se materializaron gracias al Asian Bay, su restaurante en la Condesa.
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Cuando iba a terminar la universidad, mi papá habló conmigo para ver cuál era el paso siguiente. Aunque era muy joven, había ganado experiencia en casa, en los restaurantes de la familia, en los trabajos, cursos y estancias que había hecho en China, así que con apoyo de mis padres decidí emprender con Asian Bay, mi primer restaurante, a los 23 años, comparte con orgullo.

Un decenio después
Asian Bay es un remanso en medio del barullo de la Condesa. La principal innovación han sido las cartas: una tropicalizada, donde no escatiman en usar salsa agridulce, y la otra es una carta secreta de cocina china tradicional. En conjunto albergan más de 400 platillos, como el famoso pato laqueado, los dumplings dim-suns, el pollo Kung Pao, el chop suey, entre otros.
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Sin embargo, Chiu ha seguido innovando. Fue semifinalista en S. Pellegrino Young Chef dos veces, estudió un MBA en el IPADE y sus inquietudes lo han llevado a fabricar cuchillos y robatas artesanales, así como a ser socio en una empresa de comunicación gastronómica digital. Pero eso no es todo: también ha innovado al interior de Asian Bay, con delivery, la creación de Asian Veggie, una propuesta totalmente vegetariana, y la incorporación de mixología de la mano del reconocido bartender Ricardo Sandoval.
Platillos icónicos de Asian Bay

Pato laqueado.
Dim-sun.
Orejitas de cerdo estilo Sichuan.
Pescado ahogado en aceite de chile.
Ejotes picantes.
Plancha de berenjena.
¿Dónde? Av. Tamaulipas 95, Hipódromo, CDMX.
Instagram: @asianbay
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