Kiin en tailandés significa ¡a comer! De ahí el entusiasmo con que la chef Nuit Regular abre las puertas de su recinto a los comensales que se sientan atraídos por la gastronomía de Tailandia propia de la realeza. Se trata de preparaciones que se remiten al siglo XIV y se caracterizan por su equilibrio y precisión, aspectos que Regular busca difundir entre las nuevas generaciones al tiempo que les da un giro partiendo de los ingredientes disponibles en Toronto.
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A diferencia de la comida thai tradicional y la callejera, el estilo de la realeza tiene como fin ensalzar los valores de la sutileza. Es decir, una comida liviana, fácil de digerir y que opte por una estética minimalista, aunque no por ello carente de espectacularidad. Podría decirse que esta belleza elegante y sumamente cuidada se complementa con sabores potentes y asombrosos que hablan de un legado culinario único.
Ya sea que se trate de dumplings, pastas, carnes sazonadas de manera excepcional, caldos exquisitos o postres enigmáticos, la prioridad de la chef Nuit Regular está en la búsqueda de los ingredientes adecuados y de las medidas perfectas a la hora de cocinar. Todo ello con el fin de obtener una expresión auténtica de la comida de la realeza thai. Eso y un toque de calidez, ya que esta propuesta también tiene como objetivo aglutinar a la comunidad tailandesa que reside en Toronto.
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De tal suerte que la clave está en la vitalidad: los dumplings se tiñen de un morado icónico entre las flores tailandesas y ganan sabor mediante una mezcla de cacahuate, rábano encurtido, cebolla y coco. Esta delicia se llama Chor Muang. O bien el contraste, un tanto más intenso, de las bolsitas doradas y fritas rellenas de pollo y camarón con salsa de ciruelas al ajillo. Imposible no chuparse los dedos y repetir. Además se sirven sobre una corteza de pepino que les brinda un acento de frescura. En la carta aparecen bajo el siguiente nombre: Thoong Thong.
El Nua Nam Tok también es una opción inolvidable. Literalmente, una ensalada de ternera a la parrilla. Lo más sorprendente es cómo un platillo cárnico puede entregar tanta frescura. La mezcla incluye lechuga, cilantro diente de sierra, menta, chiles asados, echalote y aderezo de salsa de lima con pescado. Por su parte, el Khao Mun Gai no se queda atrás. Quizá un poco menos llamativo a primera vista, pero con un gran sabor: pollo pochado al estilo hainanés –esto es, siguiendo la escuela china– sobre arroz con jengibre y ajo, y servido con sopa de melón de invierno y salsa de soya fermentada. El cruce de sabores en este caso fue una revelación.
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Las bebidas también dan de qué hablar, lo mismo en sabor que en lo referente a su presentación. Tuvimos la suerte de probar una Pink Dragon Sangria que llevaba pinot gris, licor de chabacano, jugo de limón, esencia de hibisco, jugo de durazno y pitaya. Deliciosa y refrescante, perfecta para ensalzar los sabores reales tailandeses.
En suma, Kiin es un lugar que merece ser visitado por su sólida oferta gastronómica y por las raíces culturales tan fuertes que lo sostienen. Las instalaciones resultan reconfortantes y generan una atmósfera íntima e impecable, la cual se ve enriquecida por un servicio no nada más excelente en lo técnico, sino absolutamente humano y honesto. No en vano este recinto forma parte de la Guía Michelin y es liderado por una chef que ha puesto en alto la cocina tailandesa en sus múltiples manifestaciones desde la honradez y la pasión.
¿Dónde? Adelaide St. W 326, Toronto, Canadá
Instagram: @kiintoronto
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