Macambo: el nuevo restaurante de autor peruano que aterriza en Barcelona de la mano de Roberto Sihuay

Roberto Sihuay llega a Barcelona con su nuevo restaurante Macambo. El próximo martes 1 de julio, el chef peruano inaugura su primer restaurante propio en Barcelona, en el epicentro de Sant Gervasi.  

Una visión moderna y personal de la cocina peruana

Tras una sólida trayectoria llevando su cocina peruana a más de diez países y tres continentes, regresa con un proyecto más personal. Macambo nace como una puesta en valor de la variedad de Perú y una clara declaración de intenciones, mostrar una cocina peruana con técnica, sabor y modernidad. Posicionándose como un referente de cocina peruana de autor en la ciudad. 

El nombre del restaurante representa la visión de su cocina. El macambo es una fruta amazónica, de la familia del cacao. “Es un alimento ancestral, un súper alimento. Su nombre significa “comida de dioses”” explica Sihuay. En la selva peruana el macambo se tuesta y se come como una almendra.  



El macambo representa la diversidad del Perú que no siempre se ve: no solo somos ceviche y ají. También somos Amazonía, sierra, que no se conocen que merecen visibilidad 

Por otra parte, el logo del restaurante representa la semilla del macambo, el núcleo y esencia de la fruta, y su nombre científico “Theobroma bicolor” refuerza la sofisticación natural que predomina en el proyecto. Donde los sabores de costa, sierra y selva se recorren desde el recuerdo de la reinterpretación sin caer en la imitación. 

Es por eso que, la inspiración para crear algo nuevo está siempre presente en los alimentos peruanos locales. El pastel de choclo por ejemplo, es una interpretación del rocoto relleno arequipeño donde, en lugar de pimiento, hay pastel de maíz y en lugar de una salsa tradicional, existe un jugo de cocción con guiños al ramen. 

Macambo: un espacio para compartir, explorar y sorprenderse

La carta del restaurante está pensada para compartir, a través de platos de tamaño medio te invita a probar distintos platos en un mismo servicio. La intención del chef más lejos de ser la de elaborar un menú largo con grandes platos, apostaba por ser una propuesta más local e informal. En la que, con el picoteo propio de España, se prueben varias cosas. 

Dentro de esta cocina, destacan los ajíes frescos, los maíces andinos y zapallo loche del norte de Perú. Estos ingredientes fundamentales en la cocina peruana, en manos del chef, refuerzan la propuesta de Macambo. Además, en la carta también se recogen influencias de otras cocinas peruanas como el caso de la nikkei, la criolla-africana o la china-cantonesa. 

Uno de los platos más personales que se encuentran en el establecimiento es el de Dados de cochinillo confitado. En Macambo el cochinillo se deshuesa, se cocina a baja temperatura y se baña en salsa de escabeche. “En Perú comemos pescado o pollo en escabeche. Pero escabeche con cochinillo confitado, no lo vas a encontrar en una casa allá. Esa es mi aportación” explica el chef. 

Una experiencia completa: postres, coctelería y visión gastronómica

Como broche final, los postres están diseñados por sus hermanas, reposteras con formación en Espai Sucre y el Basque Culinary Center. Destaca la mousse de guanábana con macambo garrapiñado, donde se combina la cremosidad, la frescura y la textura crocante. También incluyen referencias a la lúcuma, la chirimoya o el mango integradas en el menú con postres de autor. 

Por último, pero nunca menos importante, la coctelería está en armonía con la cocina. Incluyendo clásicos como el pisco sour, pero también algunos combinados como el Bruma Andina, con ginebra y flor de saúco.  

Macambo no se trata de un restaurante formal, pero sí ambicioso. El chef Sihuay defiende una visión de la alta cocina basada en la calidad del producto, la técnica y la experiencia

El local cuenta con capacidad para 75 personas entre la sala interior y la terraza. El ticket medio estima los 50-60 €.

Para mí, hacer alta cocina es lograr equilibrio: que esté rica, que tenga técnica, que el servicio esté a la altura. No hace falta tener vinos de 3.000 euros ni manteles de lino para ofrecer algo especial 

No te pierdas esta experiencia gastronómica y disfruta junto a familiares y amigos.

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