
Entre las tendencias en materia de nutrición del 2025, la alimentación basada en proteína de origen vegetal continúa ganando terreno, pues son múltiples los beneficios que se envistan en torno a su uso; desde un menor impacto ambiental hasta un decremento de enfermedades degenerativas.
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¿Qué es proteína?
La adopción de este estilo de vida ha sido polémica ya que hay quienes cuestionan si realmente las proteínas de origen vegetal son suficientes para el funcionamiento del organismo como lo son las de origen animal. Pero antes de entrar en detalle, definamos qué es proteína.

De acuerdo con el artículo publicado por el Kendall Reagan Nutrition Center de la Universidad del estado de Colorado: “Las proteínas se encuentran en todo el cuerpo […]. Permiten que los músculos se muevan, ayudan a transportar oxígeno en la sangre, forman enzimas que impulsan las reacciones químicas y mucho más. Las proteínas están formadas por 20 aminoácidos. Once de ellos se denominan no esenciales, lo que significa que pueden producirse en el cuerpo. Los otros nueve se denominan esenciales, lo que significa que deben obtenerse a través de la dieta. Los alimentos que contienen los nueve aminoácidos esenciales se denominan “proteínas completas”, mientras que los alimentos que carecen de uno o más aminoácidos esenciales son “proteínas incompletas”. Algunas proteínas de origen vegetal son incompletas, pero comer una variedad de fuentes de proteínas de origen vegetal a lo largo del día garantizará que se satisfagan las necesidades de su cuerpo.”
Cabe hacer una lectura adecuada de lo anterior, ya que quienes no son partidarios de una dieta basada en proteína vegetal recurren al argumento de que ésta no contiene suficientes aminoácidos, lo que la deja en una posición de deficiencia nutricional frente a las proteínas de origen animal. Sin embargo, voces como la organización ASAP Vegan, defienden que no es que las proteínas de origen vegetal carezcan de aminoácidos, ya que si los tienen pero en cantidades diferentes. Por ello aconsejan elegir adecuadamente los alimentos que formarán parte de esta dieta de acuerdo a su contenido proteico así como optar por un suplemento para completar la dieta.
¿En qué alimentos encuentro proteínas de origen vegetal?
No todos los alimentos de origen vegetal aportan las proteínas necesarias para el organismo, por ello previo a introducirte en este tipo de dieta alimenticia es necesario consultar a un especialista que te ayude a definir necesidades proteicas en función de tu organismo.

Pero en términos generales, de acuerdo con el European Food Information Council (EUIFC) en su estudio intitulado Cocina a base de vegetales: cómo obtener suficiente proteína, entre las opciones no animales con mayor contenido de proteína, destacan:
- Productos de soja: tempech (10,3 g), edamame (9,7 g) y tofu al vapor (8,1 g).
- Legumbres: judías carillas (7 g), judías rojas (6,9 g), judías blancas (6,9), lentejas (6,4 g).
- Cereales: seitán (11,5 g), pasta (6 g), quinoa (5 g),a cena (5,2 g).
- Semillas: semilla de cáñamo (3 g), semillas de calabaza (2,4 g), semillas de lino (2,2).
- Frutos secos (un puñado- 30g): cacahuates (7,7 g), almendras (6,4 g), anacardos (5,3 g), pistache (5,1).
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Impacto ambiental y cambios en la alimentación
Si bien la dieta basada en proteína de origen vegetal obedece a la tendencia de llevar un estilo de vida más sano, estudios ponen en el mapa que también su adopción a la larga será necesaria, ya que es posible que la disponibilidad de proteína animal a nivel global vaya en decremento, orillando así a la población a buscar fuentes de proteicas vegetales.

Por otro lado, publicaciones como Plant-Based Diets: Considerations for Environmental Impact, Protein Quality, and Exercise Performance, señalan que este tipo de dieta trae consigo mejores en materia medioambiental, con beneficios como:
- Menor consumo de agua así como tierra para su producción
- Reducción de gases de efecto invernadero
- Las dietas vegetarianas requieren considerablemente menos fósforo para su producción que las dietas que contienen carne; por lo tanto, cambiar los patrones alimentarios a gran escala hacia un menor consumo de carne podría ser una estrategia vital para enfrentar una inminente escasez de fósforo extraíble.
Aunque el mismo artículo avalado por el National Center for Biotechnology Information, señala que estos beneficios aplican más a la producción de algunas fuentes vegetales de proteína que a otras.
En conclusión, podemos decir que adoptar una dieta a base de proteínas vegetales ha ido acaparando más espacios y lo seguirá haciendo, modificando así los hábitos de consumo de la población mundial, pero más allá de tomar postura sobre sus ventajas o desventajas, cabe hacer un análisis profundo sobre los beneficios tanto para el organismo como para el medio ambiente de cualquier tipo de dieta.

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