Esta mujer es pionera en el mercado de azafrán de Afganistán

Karima es la primer mujer afgana que se inicia en la industria del azafrán y quiere que las demás mujeres la sigan.
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El azafrán es una de las especias más costosas del mundo que se usa igual en la gastronomía, que en la medicina y perfumería. Se elabora de manera artesanal y su producción requiere una gran cantidad de mano de obra. Es un negocio rentable aunque bastante complicado y la mayor parte de la producción se hace a pequeña y mediana escala en Afganistán.

La historia de Karima y el azafrán

Según la FAO, la provincia de Herat es una de las principales zonas de Afganistán dedicadas a la producción de azafrán, cultivo que ha surgido como una medida alternativa a la plantación de amapola, de la cual Afganistán también figura entre los principales países productores.

Karima Sadiqi siempre quiso ser una mujer independiente y tener una identidad propia, hacerse cargo de sus propias necesidades. Las mujeres en Afganistán viven en una sociedad conservadora, donde el derecho a la educación y al trabajo es relativamente reciente, pues fue hasta 1978 que un decreto otorgó los mismos derechos que a los hombres.

A pesar del cambio en las leyes, la realidad es que las mujeres afganas son una población vulnerable, donde el matrimonio forzado, el matrimonio de niñas menores de edad y la violencia doméstica son prácticas muy extendidas y aceptadas, por lo que la decisión de emprender un negocio propio al ser mujer no es fácil.

En un principio su familia no la apoyó. Los tuvo que convencer para sacar el proyecto adelante. Primero trabajó como productora de azafrán durante tres años, donde aprendió más del negocio. Pero sus planes se materializaron a raíz de que tomó un curso de 14 días en la FAO.

En Afganistán se lleva a cabo el proyecto “Promoción de la cadena de valor en la región occidental“, con el cual se trabaja con comerciantes locales para fomentar su capacidad para elaborar el producto bajo estándares internacionales de calidad e higiene. Uno de los objetivos del proyecto es apoyar a las mujeres para que pongan en marcha sus propias empresas. 

Karima Sadiqi registró su empresa —Karwan Saffron— y luego de un arduo camino entre luchas familiares y sociales, continuó con los cursos que brinda la FAO para poner en marcha un plan de comunicación y siembra. Ahí aprendió a redactar un plan de negocios, aprendió sobre el cultivo de azafrán y el manejo de plagas, además de una introducción al branding y marketing.

Mejoró la calidad del producto, consiguió la certificación ISO y asistió a ferias para conseguir más clientes. En 2018 produjo 28 kilogramos y en 2019 logró obtener 50 kilogramos de azafrán de los mismos terrenos.

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Mohammad Amiri / Unsplash

“Con la venta de este producto, además de ganar dinero puedo mostrarle al mundo una cara positiva del Afganistán”.

Karima Sadiqi, en un comunicado de la FAO

Actualmente Karima emplea a otras 28 mujeres y quiere seguir siendo un pilar para el empoderamiento femenino a través del trabajo con azafrán en Afganistán. Quiere crear más oportunidades para las mujeres que son el sostén familiar, pues las leyes afganas permiten el retiro de las pensiones alimenticias a las mujeres con mucha facilidad.

Según la Unión Nacional de Productores de Azafrán, el kilo de azafrán puede llegar a costar hasta 2,000 dólares, lo que lo ha convertido en un negocio lucrativo. Karima actualmente exporta azafrán a Tayikistán, Uzbekistán, la India, Ucrania y Australia.

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