El Rinconcito: una fonda que sobrevivió a la pandemia por la solidaridad de sus clientes

Los hábitos de ahorro y la organización comunitaria evitaron que este negocio cerrara definitivamente.

septiembre 7, 2020

El Rinconcito: una fonda que sobrevivió a la pandemia por la solidaridad de sus clientes

Foto: Cortesía

Sobre Avenida Cuauhtémoc está El Rinconcito, una fonda al sur de la Ciudad de México que desde 2016 sirve desayunos y comida casera. Como la mayoría de los negocios, cerró durante dos meses. La contingencia sanitaria a la que nos enfrentamos obligó a la propietaria Ximena Castro a repensar sus objetivos para proteger a su equipo.

“Cuando empecé a caer en cuenta de la magnitud de la situación y que debía cerrar el local temporalmente, pagar la nómina y la renta, tuve que idear nuevas salidas”.

Ximena Castro

De acuerdo a la CANIRAC, más de 30,000 restaurantes en México cerraron sus puertas de forma definitiva; sin embargo, uno de los primeros salvavidas que mantuvo a flote El Rinconcito fue el hábito de ahorro que Ximena adquirió desde pequeña. Ese dinero amortiguó la caída durante el primer mes.

A mediados de abril uno de sus clientes se ofreció a pagar 10 desayunos por adelantado. Esta modalidad se replicó con sus consumidores. El equipo de El Rinconcito inició una campaña de comunicación a través de redes sociales y folletos en edificios aledaños. Mientras unos repartían, otros se turnaban atendiendo llamadas y limpiando la cocina. “La respuesta fue muy positiva, algunos clientes pagaban sus comidas por adelantado y esto nos permitió abrir únicamente con servicio a domicilio. Ampliamos el rango de entrega y poco a poco el panorama fue cambiando”, comparte Ximena.

Las apps de delivery no fueron opción

Otra alternativa que consideraron al inicio fue inscribirse a las apps de delivery como Uber Eats, Rappi y Didi Food, pero estas plataformas aplican comisiones tan altas a los restaurantes que no era viable para un local que ofrece comida corrida a bajo costo.

Foto: Cortesía

El menú de El Rinconcito tuvo que renovarse. Se dieron pequeños ajustes en los platillos y se recortaron ingredientes costosos para evitar mermas. Por las mañanas se mantienen los chilaquiles, enchiladas de mole o verdes, molletes gratinados, huevos al gusto, y los viernes hay pozole con promoción de cerveza.

“No nos podemos arriesgar a hacer las mismas cantidades de antes, ni siquiera a hacer la mitad. Es cosa de ir viendo qué platillo se vende más e ir aprendiendo para las siguientes semanas”.

Ximena Castro

Otro de los cambios fue la reducción del aforo dentro de la fonda. La capacidad máxima antes de la pandemia era de 35 personas, ahora sólo reciben 13.

Ximena comenta que uno de los temas más delicados fue considerar despedir a su personal, pero entre todos buscaron la manera de sacar adelante la venta de comidas corridas y hasta la fecha se han podido pagar las dos prioridades del negocio: la renta y la nómina. “Fue un tema duro, yo paso muchas horas ahí y al final mi equipo se convirtió en mi familia”, comenta.

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