Aunque seguro la utilizas a menudo, quizás no tenías idea que la pimienta es una baya, el fruto de las piperáceas, plantas originarias de India. Su color en realidad depende del momento de maduración en que es colectada. Después las secan y quedan los granos que utilizamos para cocinar. También está la pimienta rosa, que pertenece a otro tipo de planta, pero para que todo quede más claro te lo explicamos a continuación.
Pimienta negra
El tipo más común, se recolecta cuando la baya está en su punto óptimo de maduración. Después la cocinan y la secan (aunque algunas no pasan por el proceso de cocina y son secadas al sol) y el resultado es lo que llega a tu mesa.
Aunque todas las pimientas negras vienen del mismo género de planta, su sabor puede cambiar dependiendo la región en la que fueron cultivadas —como el terroir del vino—. En general tiene un sabor intenso y picante con algunas notas a clavo. Es mejor comprarla entera y molerla al momento porque pierde aroma una vez molida.
Pimienta blanca
Comienza como pimienta negra, pero antes de cocinarla le retiran la cáscara —por eso es blanca—. El resultado es una especia más intensa y aromática que la negra con notas de más terrosas.
Pimienta verde
Esta baya es recolectada antes de su maduración y por ende su sabor es más ligero y fresco. Aunque puedes encontrarlas seca —como la pimienta negra o blanca— también es común que las vuelvan un encurtido. Su sabor tenue y frutal se integra bien en preparaciones refrescantes como ensaladas y ceviches.
Pimienta rosa
Oficialmente no es pimienta, pero en el mundo gastronómico se le integrado en esta categoría. Puede provenir de del fruto de dos plantas distintas: Schinus molle de Perú o Schinus terebinthifolius de Brasil. Su principal diferencia con los otros tipos de pimienta es que tiene unas notas más dulces, es frutal y menos picante. Su textura es más suave, por lo que no suele ir molida sino en trocitos o completa.
