En la costa sur de la isla del viento, donde el mar se encuentra con la tierra en un abrazo eterno, se alza Wellington, la vibrante capital de Nueva Zelanda. Un lugar donde los cielos se visten de azul profundo, y el viento, siempre presente, lleva consigo las historias de un pueblo fuerte y libre. Desde las colinas que rodean la ciudad, se observa el susurro del mar de Cook, abrazando con ternura las costas agrestes y verdes, donde la naturaleza se muestra en su forma más pura.
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En esta ciudad, los edificios se entrelazan con la historia, pero es fuera de la urbe, en el abrazo silencioso de las colinas y los valles, donde se encuentra un lugar casi mágico: Wharekauhau Country Estate. Un santuario de paz y lujo, un refugio que parece detenido en el tiempo. El aire fresco de la campiña, el murmullo de los árboles, y la vista ininterrumpida hacia el mar crean una atmósfera única, donde cada rincón respira calma y belleza.

Wharekauhau es una promesa de descanso, un rincón donde el lujo se fusiona con la naturaleza en su forma más auténtica. Las mansiones que salpican la propiedad, hechas con materiales locales y con un diseño que honra el paisaje que las rodea, se erigen como testigos de la historia de la tierra maorí, que por siglos ha sido guardiana de estos valles. Aquí, el presente y el pasado se abrazan en una danza sutil, donde el tiempo parece desvanecerse en la quietud.
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Desde el confort de una de sus suites, las vistas son indescriptibles. El horizonte se estira hacia el mar y las colinas, cuyas sombras juegan con la luz del sol, creando paisajes que parecen sacados de un lienzo pintado por los dioses. El canto de las aves es la banda sonora de las mañanas, y al caer la noche, las estrellas llenan el cielo como destellos de esperanza en un universo infinito.

La conexión con la naturaleza es palpable en cada rincón de Wharekauhau. El campo extiende su verde manto hacia donde se pierde la vista, y los valles, ricos en historia maorí, invitan a caminar por senderos secretos que susurran leyendas de antaño. Es un lugar donde el alma se encuentra en paz, donde las preocupaciones del mundo moderno se disuelven como la niebla al amanecer.
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Y mientras Wellington se levanta al ritmo vibrante de la cultura y el arte, Wharekauhau ofrece un respiro, un suspiro de calma que nos recuerda la belleza de lo simple, de lo natural. Aquí, cada momento se convierte en una celebración de la vida, de la tierra y del espíritu humano. Un refugio de lujo en medio de la majestuosidad de Aotearoa, donde el viento, las colinas y el mar te reciben como si fueras uno más con la tierra.

Wharekauhau es el eco suave de la serenidad, donde el alma encuentra su refugio y el cuerpo se entrega al descanso profundo. Aquí, el tiempo se detiene, y todo lo que importa es el susurro del viento, el canto de la naturaleza, y el confort del hogar en el corazón de Nueva Zelanda.
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Situado en un rincón apartado de la impresionante costa sur de la Isla del Norte de Nueva Zelanda, Wharekauhau Country Estate es una experiencia única que fusiona la serenidad de la naturaleza con el confort más exquisito. Este emblemático hotel, enclavado en 5,000 acres de tierras de campo, se encuentra a sólo una corta distancia de Wellington, pero su aislamiento permite sumergirse completamente en la belleza y tranquilidad de los paisajes.

Wharekauhau, que en maorí significa “casa del refugio”, es una propiedad rica en historia. Desde su fundación, ha sido testigo de la transformación de la región, pero ha logrado preservar su carácter auténtico. Rodeado de colinas verdes y acantilados dramáticos, el lugar tiene una conexión profunda con el pueblo maorí, que ha habitado estas tierras durante siglos. Esta herencia se respira en el aire, se siente en los paisajes y se vive en cada detalle del diseño y la atmósfera del hotel.
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La experiencia culinaria en Wharekauhau es igualmente impresionante. Los platos son elaborados con ingredientes frescos y locales, algunos provenientes directamente de las granjas circundantes. El restaurante del hotel ofrece una cocina que honra las tradiciones maoríes, fusionando sabores locales con técnicas modernas. Los menús degustación son una celebración de la abundancia de la región, con mariscos frescos, carnes locales y productos de la tierra.
En el bar del hotel, podemos disfrutar de una selección de vinos de Nueva Zelanda y cócteles artesanales mientras observamos el atardecer sobre el mar, creando momentos memorables de pura indulgencia.

Lo que hace único a Wharekauhau es la forma en que se integra con el paisaje natural que lo rodea. Aquí, el sonido del viento, las olas rompiendo contra las rocas y el canto de los pájaros reemplazan el bullicio de la vida cotidiana. Es el lugar perfecto para desconectar, descansar y redescubrir el equilibrio interior.
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En Wharekauhau, el tiempo parece detenerse, invitándonos a sumergirnos en la quietud de la naturaleza y la serenidad de su entorno. Entre las colinas verdes y el mar infinito, cada amanecer trae consigo una nueva promesa de paz y cada atardecer una despedida dulce, como un susurro que nos recuerda la fragilidad y la grandeza de este mundo.
En cada rincón de Wharekauhau, el espíritu de Aotearoa se manifiesta en su forma más pura, invitándonos a vivir el presente con gratitud y asombro. Así, en este refugio escondido entre la naturaleza, descubrimos un lugar donde el corazón se renueva y la paz interior florece en todo su esplendor.

Wharekauhau Country Estate
4132 Wharekauhau Rd, Palliser Bay, Wellington, New Zealand 5773.
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