Trier es un susurro de piedra milenaria… Sus calles empedradas pisan historia y la respiran. Fundada por los romanos como Augusta Treverorum, esta joya del valle del Mosela guarda entre sus muros vestigios de imperios y ecos de siglos, como si el tiempo aquí caminara más despacio, o quizás simplemente supiera que no tiene prisa.
Egipto: donde la historia se convierte en viaje
La Porta Nigra se alza como un centinela del pasado, y la catedral —la más antigua de Alemania— se impone no sólo con su arquitectura, sino con una dignidad serena que solo los lugares sagrados del tiempo pueden sostener. Pero Trier no vive del ayer. Tiene el encanto de las ciudades que han aprendido a abrazar su herencia sin dejar de mirar hacia adelante.

Y en esa intersección perfecta entre lo antiguo y lo contemporáneo, entre lo sólido y lo sensorial, se encuentra el universo de Wolfgang Becker, chef. Visionario. Anfitrión.
Becker orquesta experiencias. Su restaurante, galardonado con estrella Michelin, un lugar que se despierta el paladar como si fuera un sentido nuevo. Cada plato es una conversación entre tradición e innovación, un diálogo respetuoso entre el terruño alemán y la imaginación sin fronteras.
Luxemburgo, un susurro elegante entre adoquines y memorias
En sus creaciones se siente el río Mosela, las viñas que lo rodean, los mercados locales y los viajes invisibles que solo el alma del chef conoce. No hay nada pretencioso en su cocina; hay belleza, técnica, emoción, y una quieta pero potente honestidad.

Junto al restaurante, su hotel Becker’s es un santuario de diseño, confort y calidez. Una fusión delicada entre líneas modernas y hospitalidad de la vieja escuela. Es el tipo de lugar donde las noches son silenciosas, el vino es arte, y el descanso parece tejido a mano. Todo está cuidado, desde los materiales hasta la música, desde la arquitectura hasta el silencio, aquí, los visitantes somos parte de la historia que Trier sigue escribiendo.
San Francisco: bruma, alma y mármol
Wolfgang Becker ha hecho de esta ciudad su escenario, su casa y su legado. Ha logrado que el pasado y el presente se sienten a la misma mesa —con copa de Riesling en mano— y se miren sin nostalgia, solo con complicidad.
Y cuando cae la tarde sobre los tejados de Trier, y las luces del restaurante comienzan a titilar como estrellas en la tierra, uno entiende que en este rincón del mundo, el tiempo no pasa.
Se saborea.

Becker´s Hotel & Restaurant
Olewiger Str. 206, 54295 Trier, Alemania.
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