Four Seasons Punta Mita, experiencias exclusivas para todos

Como habitante de Bahía de Banderas puedo decir que no he experimentado vista más impresionante que la que tiene este complejo. Pues es que la ubicación que tiene este resort, ya con 25 años en el área, es inigualable. Ubicado en la punta de la bahía, las vistas panorámicas que ofrece son de 180 grados y no hay nada que se le parezca. No es raro avistar, en invierno, ballenas desde la comodidad de tu cuarto y es que hospedarse en Four Seasons Resort Punta Mita significa que tendrás acceso a las playas más exclusivas y gozarás de la calidez del servicio que define al grupo.

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Un plan para todos

Me sorprendió enterarme que el grueso de la clientela son familias. Y después de ver las amenidades que tienen para cada miembro no me sorprende.

Imaginemos esto: una familia de cuatro integrantes viajando con los abuelos. El hijo menor se pasa la mañana en el programa supervisado de “kids for all seasons”, el adolescente de la familia se va a “El contenedor”, un espacio que incluye mesas de ping pong, billar, video juegos (sin adultos presentes, porque no hay nada más molesto para un adolescente que sus padres (let’s face it)… El padre se va con el abuelo a jugar golf mientras que la mamá con la abuela, se consienten con un tratamiento en el spa. Todos se reúnen por la tarde a dar una paseo por “Lazy river” y al atardecer cenan, con una vista al mar, comida estilo mediterráneo en el restaurante de Richard Sandoval, Bahía.

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Ahora bien. Un grupo de amigos organiza un viaje y se hospeda en “Casa tesoro”. Una casa exclusiva de siete habitaciones sobre un acantilado frente al mar. Ninguno de los integrantes del grupo quiere pensar en salir de la casa y no tienen por qué hacerlo. La casa tiene un chef, barman y concierges privados, acceso a una playa independiente, una sala de cine y hasta un speakeasy detrás de un librero al final del pasillo. Para qué salir de este recinto.

Y por último la cereza del pastel. Una pareja de recién casados quiere vivir una experiencia inolvidable. A él le gusta acampar pero a ella la naturaleza le gusta hasta que le dicen que no podrá bañarse. Evidentemente ella no pasará su noche de bodas en una tienda de campaña sin bañarse y en un lugar lleno de bichos. Él encuentra el lugar perfecto, un hotel todo incluido (independiente del resort) con 19 hectáreas frente al mar que combina naturaleza y lujo. Siendo parte del grupo Four Seasons tiene acceso a las instalaciones de resort, pero dudaría que salieran de Naviva si su habitación es una luxury tent con vista al mar y piscina propia. Previo a su llegada su concierge personal planeó todo su itinerario, que incluye un temazcal, una sesión de spa en pareja, un hike por los alrededores, un picnic en la selva y todo acompañado de un menú personalizado las 24 horas del día.

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Un abanico gastronómico

Algo que ha definido al grupo Four Seasons, además de su servicio, es la calidad de sus restaurantes. Y en Punta Mita no se quedan atrás. Jorge González, chef ejecutivo del resort, nos cuenta que siempre están buscando cómo evolucionar, desde crear pop up de pizzas en una pequeña ventana hasta renovar por completo uno de sus restaurantes insignia.

Su oferta gastronómica nos lleva de la mano por el mediterráneo (Bahía), por la República Mexicana (Dos catrinas), por Japón en el bar de la piscina de Tamai y por todo Asia con la nueva apertura de Aramara.

La renovación de Aramara tomó alrededor de 9 meses, pero tal era la insistencia de los clientes por seguir probando sus platillos que decidieron hacer un pop up cerca del área de la alberca, nos cuenta Jorge. La conceptualización tanto del nuevo menú como del espacio, en colaboración con Sasson Estudio de Arquitectura, corrió a cargo del chef Richard Sandoval.

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Martín Verduzco, chef al frente del proyecto, tomó capacitaciones en Tailandia y en diversos restaurantes de Richard para garantizar el éxito de Aramara. Al calor de los woks se forjaron los sabores que darían la pauta del nuevo menú. Las nuevas creaciones incluyen robatas, baos de panceta de cerdo, arroces fritos con langosta, sashimis y diversos tipos de sushi pero en el menú aún hay cabida para los platillos consentidos como el medio pato especiado o la pesca del día Dengakuman glaseada con miso.

El espacio es completamente nuevo dando un gran peso visual a la cocina abierta combinando la tradición y modernidad de las culturas asiáticas y todo esto sin olvidar que se tiene el mar de fondo enmarcado el cuadro. Un lugar para disfrutar el atardecer, unos tragos y recordar la maravilla de está ubicación.