Eternamente en crisis, la inclasificable y cosmopolita capital de Argentina, siempre se las ingenia para enamorar. Si Buenos Aires fuera una droga, sería la más adictiva. Vibrante e inabarcable, está organizada en quince grandes comunas divididas en barrios como Palermo, Recoleta, Retiro, Puerto Madero o San Telmo.
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Comer carne: una apetencia ancestral nada más llegar a la ciudad
La cuota fine dining en carnes es para Parrilla Don Julio: la excelencia del producto, el cuidado del medio ambiente, la ganadería regenerativa, los vinos argentinos y un servicio de impresión con Valeria Mesones a la cabeza, son las piedras angulares que atraen a comensales del mundo entero.
¿Sabes que La Cabrera tiene su casa matriz en Palermo? Es una de las parrillas más concurridas, con una peculiar distribución que permite disfrutar, sin renunciar a cierta intimidad. Quédate con su molleja de corazón y un chimichurri que enamora por su equilibrio de sabores y la elegancia en su picado.
Para almorzar sin planificar, Cauce, en Puerto Madero, es una opción asequible y de calidad. No hace falta reserva: tengan sitio al momento o no, puedes esperar sentado cómodamente en la barra.
En el mismo barrio está El Mercado, alojado en el hotel Faena, donde sirven carnes a la leña de quebracho rojo, de raza aberdeen angus, sazonadas con sal patagónica de Chubut: la ceja o pestaña de ojo de bife es de matrícula de honor. El resto de la carta bucea en la tradición de las cantinas porteñas. En el servicio de vinos, el sommelier Maximiliano Pérez demuestra ser un sabio.
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Comfort food: propuestas tradicionales en entornos contemporáneos
El Preferido de Palermo -antiguo bar, almacén y bodegón- llena a diario gracias a una cocina franca donde lucen las hortalizas del propio huerto, las chacinas y los platos tradicionales como la milanesa y los canelones de espinacas con masa de filloas. Para acompañar, vinos argentinos servidos en cristalería de buena calidad. No dejes de pedir un helado: son caseros y excelsos.
También en Palermo, la televisiva Narda Lepes tiene en Narda Comedor una oferta de platos tradicionales a los que les da la vuelta con talento y creatividad, sin quitar protagonismo al mundo vegetal que tanto le gusta. No hay que perderse platos como ‘palta que lo pario’ o la cebolla braseada con crema de papas; tampoco el ossobuco ni los niños envueltos (finos filetes enrollados, rellenos y estofados).
Otro cocinero de renombre, Gonzalo Ararmburu, reconforta paladares en Bis Bistró. Situado en Recoleta, en él desarrolla una cocina de sencillez y producto, con una propuesta acogedora para cuerpo y mente. Muy ricas resultan las croquetas de espinaca y queso azul; sublimes las empanadas criollas con yasgua (salsa cruda de tomate picante).
Alta cocina porteña
En Trescha, el chef Tomás Treschanski, formado en Londres y curtido en grandes cocinas europeas, atiende a tan solo diez comensales en una barra al más puro estilo omakase. Su cocina técnico-conceptual la acompaña de un maridaje concreto para cada plato, en general basado en vinos y brebajes argentinos. Muy buena presentación de cada plato por parte de distintos miembros del equipo.
Julieta Caruso, jefa de I+D de Mugaritz durante casi una década, está al frente de Casa Cavia donde da rienda suelta a su creatividad, buscando la excelencia con un método tan sencillo como imbatible: producto y perseverancia. El resultado son platos de gran elegancia que entusiasman en el paladar. Como muestra, los langostinos, relish, yema de huevo cremosa y papas pay.
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Rendidos a las fusiones asiáticas
En Niño Gordo, la parrilla asiática que reinventa platos inspirados en las cocinas del sudeste asiático y de Corea del Sur, China y Japón, dándoles tintes argentinos, el comensal se asombra con sabores como el del katsu sando, un delicioso sándwich elaborado con pan brioche, bife argentino, tonkatsu y mayonesa japo, o el de las mollejas acompañadas de chile, miso, maíz, col china y cilantro.
También triunfa en la ciudad rioplatense el peruano Osaka Nikkei, gracias a una carta plena de sabores internacionales reconocibles por los paladares viajados, y fundamentada en un estilo que une con elegancia elementos peruanos con japoneses. Osaka Nikkei es un valor seguro.
Sigue al autor: @alexandrasumasi
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