San Miguel de Allende es, sin duda, una de las ciudades más encantadoras de todo México. Con sólo poner un pie ahí es como transportarse en una cápsula del tiempo que conduce directamente a sus enigmáticas calles empedradas bordeadas por pintorescas casas coloniales.
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Esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad se ha posicionado entre los sitios más atractivos para turistas nacionales y extranjero. Sin embargo, todo ellos llegan atraídos por las torres neogóticas de la Parroquia de San Miguel Arcángel, labradas en cantera rosa.
Pero San Miguel de Allende es mucho más que eso. Por esta razón, aquí te presentamos cuatro lugares que no debes perderte en tu próxima visita, los cuales se localizan más allá del primer cuadro de la ciudad. Pero enlazan experiencias formidables.
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Instituto Allende
Entre sus muros se resguardan los secretos de la historia de esta población. Desde su intensa entrada, en donde se puede apreciar la arquitectura de la época colonial, este espacio enamora a cualquiera. Al introducirse en él se descubre un hermoso patio central rodeado de murales y una encantadora fuente.
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Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco
A sólo 14 kilómetros del centro se encuentra el imponente Santuario de Atotonilco. Este templo de estilo barroco fue construido en el siglo XVIII, el cual se inspiró para su edificación en el Santo Sepulcro, ubicado en Jerusalén. En su interior se descubren magníficas pinturas murales, las cuales cubren las bóvedas, las cúpulas, las linternillas y los muros casi hasta el suelo.
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Viñedos San Lucas y San Francisco
Aunque no es tan conocido, San Miguel de Allende forma parte de la ruta del vino en Guanajuato, por lo que disfrutar de una cata de esta bebida espirituosa será imprescindible. Para ello, estos desarrollos comparten el mismo concepto de fusionar distintas pasiones en un sólo lugar. Además de contar con hoteles boutique también poseen un área agrícola compuesta de viñedos, olivos y lavanda que se puede visitar.
Estas propuestas te harán descubrir un rostro distinto, pero igual de encantador en San Miguel de Allende.
*Esta nota fue publicada originalmente en Forbes México.
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