La cocina rusa es muy rica debido, en principio, al carácter multicultural de Rusia y en segundo lugar su ubicación geográfica. Colinda con las fronteras de India, Persia, Mongolia, Los Balcanes y el Báltico. Todas estas zonas han tenido influencia sobre la comida de Rusia, para lograr una cantidad de platillos muy variados.
Tal vez los platillos más conocidos son aquellos provenientes de Moscú y el norte, por ejemplo, la sopa Borsch, el estofado de res Stroganoff y las empanadas de pojarski (pollo o ternera). En países fríos como Rusia, Escandinavia y Finlandia, se come más o menos parecido, según el libro Eating The Russian Way. Anteriormente los rusos se preparaban para el otoño salando, secando, encurtiendo sus alimentos para prepararse para el el frío invierno. Las comidas estaban hechas para soportar temperaturas de hasta 30ºC bajo cero, afuera de las casas.
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Ahora las enormes ollas de hierro y los samovares están alrededor del mundo, ahí donde hay familias preparando platillos tradicionales, han llegado las herramientas, así como también el ambiente bullicioso, las grandes comilonas y las mesas copiosas y deliciosas.
Algunos de los ingredientes que caracterizan a la comida rusa, además de los ya conocidos betabeles y la crema agria, son los hongos secos, los arenques, el eneldo, las cerezas negras agrias y los pepinillos. Ellos rostizan muy poco y asan mucho; desmenuzan la carne y el pollo, siempre añaden un toque agridulce de su gastronomía y mantienen el sentido de comunidad, pues es muy raro que haya comidas ligeras y que no sean en compañía. A continuación te presentamos algunos de sus platillos característicos.
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Platillos tradicionales de la comida rusa
1. Ensalada Olivier
En ningún menu ruso se llama ensalada rusa, pero es lo que a América y otras partes del mundo se traduce como una ensalada típica navideña, hecha con zanahorias, chícharos, papas y mayonesa, a veces con proteínas como huevo, jamón y pollo. Al parecer el nombre proviene de su creador: Lucien Olivier Guillerminav, un chef belga que en 1860 trabajaba en el Hermitage.
2. Sopa Borsch (o Borscht)
Esta sopa tiene un característico color rosado-morado porque está hecha a base de betabel, aunque es originaria de Ucrania, fue adoptada muy pronto por la comida rusa. Esta sopa está llena de carne y verduras salteadas, incluyendo col, zanahoria, cebolla y papa. Se puede servir fría o caliente, y lo mejor es acompañarla con una cucharada de crema agria encima.
3. Pelmeni
Es un tipo de raviol o dumpling relleno de carne muy popular en el norte de Rusia y Siberia, generalmente lo consumían los viajeros para llevarlo como provisión para el camino.
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4. Sopa Uja (o ukha)
Se dice que es el platillo favorito de los zares, se trata de una sopa de pescado hecha con un caldo claro. Se puede incluir salmón, trucha salmonada, bacalao o sardina.
5. Solyanka
Es una sopa picante y cremosa, que puede hacerse con carne, pescado y hongos. Otros ingredientes incluyen aceitunas, pepinillos, col, papas, crema de leche y eneldo.
6. Pollo a la Kiev
Es una pechuga de pollo rellena de mantequilla con ajo, que se enrolla y se fríe tras ser empanizada. Normalmente se acompaña con arroz, puré de papa o ensalada verde.
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7. Blini
Es un tipo de crepa, se hace con masa fina y se sirve con mermelada, la miel, caviar o salmón ahumado. Otros tipos de relleno incluyen hongos, queso cottage, carne molida y repollo.
8. Gulyash (o goulash)
Son jugosas brochetas de puntas de carne de cerdo en caldillo de jitomate. Para hacerlo se necesitan varias horas de cocción.
9. Carne Stroganov
La receta original consiste en tiras finas de carne rebosada en crema agria, con tiras de cebolla y setas o champiñones. Actualmente, este platillo puede utilizar carne de ternera, lengua de vaca, cerdo, pollo o fideos.
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10. Medovik
En el mundo de los golosos, no hay últimos lugares. Por eso cerramos con este postre que, sin duda, es el broche de oro para cualquier comida rusa que disfrutemos. El medovik es el famoso pastel de miel que hemos visto en todos los restaurantes. Fue inventado en la cocina del Palacio Imperial en el siglo XIX, y probablemente fue el pastel favorito de la emperatriz Isabel, la esposa del emperador Alejandro I. Tradicionalmente se hacía bañado en una capa de crema agria, aunque actualmente tiene muchas variaciones lácteas.
