¿Comerías carne hecha en un laboratorio?

El laboratorio podría reemplazar al matadero con la carne cultivada in vitro

julio 18, 2019

¿Comerías carne hecha en un laboratorio?

Foto: Hamburguesa Mosa Meats

En este preciso instante hay científicos en el laboratorio perfeccionando lo que será la carne en el futuro, una proteína animal que no requiere de la muerte de ningún animal. Por años la carne hecha en laboratorio ha sido una noticia, por ende cada día está más cerca de llegar al mercado.

Aunque todas las compañías en el rubro siguen trabajando en los prototipos. El costo de producción ha disminuido considerablemente. En 2013, la primera hamburguesa in vitro fue creada en los Países Bajos por el profesor Professor Mark Post y costó €250,000 euros. El año pasado, Aleph Farms de Israel anunció tener el primer prototipo de un bistec cuya producción cuesta $50 —costo que se puede reducir cuando salgan del laboratorio y comiencen a crearlo en instalaciones de procesamiento de alimentos—.

Casi una docena de startups están produciendo carne in vitro, Mosa Meats de los Países Bajos está concentrando sus esfuerzos en las hamburguesas, JUST en EUA están creando nuggets, foie gras y chorizo in vitro que podrían salir a la venta este años, Finless Foods se ha ido por el lado marino y trabaja en cultivar pescado a partir de células. Pero ninguno ha llegado al punto en que pueda ofrecer sus productos al público.

La creación de alimentos derivados de animales a base de células también ha permeado en la industria de los lácteos. Empresas como Perfect Day, están utilizando la fermentación microbiana para cultivar las proteínas que hacen que la leche sepa a leche por medio de levaduras y bacterias. Una vez que la obtienen pueden crear queso, yogurt e incluso suero (que pocas veces tomamos en cuenta pero forma parte de muchísimos productos a los que les añaden proteínas como barritas o licuados).

La mayoría de obstáculos que estas compañías deben atravesar tienen que ver con lograr la textura y sabor que sus clientes potenciales ya conocen y lograr que la producción sea menos costosa para tener un precio competitivo. El otro bache es lograr que los consumidores den la oportunidad a este nuevo tipo de proteínas que no derivan de la muerte de un animal.

Desde el punto de vista ecológico, la carne in vitro parece ser una opción viable para reducir la huella ambiental producida por industrias como los gases de efecto invernadero derivados de la ganadería y la sobrepesca. Aunque, todavía se desconocen los efectos que tendrán en el ambiente ya que no se han producido en masa. Pero tenemos unos 5 años para estudiarlos y acostumbrarnos a la idea de consumir carne, pescado o pollo concebido en una probeta.

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