El sonido que emite un corcho cuando es liberado de una botella de champán ha servido como música de fondo a algunos de los momentos más significativos de una vida. Bodas, cumpleaños o los festejos de Año Nuevo, son acompañados por este delicioso vino del que bien vale la pena conocer algunas anécdotas.
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Bebida de los reyes y el rey de las bebidas
En la introducción del libro Champán: cómo el vino más glamoroso del mundo triunfó sobre la guerra y los tiempos difíciles (Harper Perennial, 2006), los autores Don y Petie Kladstrup dan cuenta de cómo la bebida se ha ganado a algunos de los personajes más célebres de todos los rubros, quienes han vertido sus reflexiones sobre ella. El escritor y libertino italiano Giacomo Casanova la consideraba un recurso esencial para la seducción; la diseñadora de moda Coco Chanel decía que ella bebía champán solamente en dos ocasiones: cuando estaba enamorada y cuando no; el escritor Oscar Wilde afirmó: Solo las personas poco creativas fallan al encontrar una razón para tomar champán; Napoléon Bonaparte sugería: Champán, ¡en la victoria lo mereces y en la derrota lo necesitas!,y el inglés WinstonChurchill quien lo bebía diariamente a las once de la mañana le dijo alguna vez a sus colegas durante la Primera Guerra Mundial: Recuerden, caballeros, no es Francia por lo que luchamos ,es por Champagne.
El método
La invención del champán se le atribuye a un monje benedictino llamado don Pierre Pérignon, quien vivió entre 1638 y 1715 (hoy día nombra a una de las marcas más reconocidas de esta bebida). Aunque, en realidad, este notable personaje creó la doble fermentación dentro de una misma botella, con lo que, a su vez, se perfeccionó el método llamado champenoise, que se emplea en la creación de este vino.
Destellos
El resultado del proceso son las burbujas. Actualmente, una botella promedio contiene 49 millones de ellas. Por cierto, estas también dan fe de su elaboración: mientras más pequeñas sean son mejor es la calidad.
Denominación de origen
Si bien los vinos espumosos comparten características con el champán, sólo se les puede llamar de esta forma si son producidos con uvas pinot noir, pinot meunier y chardonnay. Además, esta materia prima debe ser de la famosa región vitivinícola de Champagne, a 200 kilómetros al oriente de París y que comprende 34 mil hectáreas. En 2015, la ONU le otorgó a la región de Champaña de Francia el merecido estatus de Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Derechos reservados
Se debe ser cuidadoso al usar el nombre de champán, de lo contrario, se podría ser reprendido por el Comité Interprofesional del Vino de Champagne, un organismo fundado en 1941 que vela por los intereses de los productores. Un ejemplo del tesón con el que ejecuta su tarea es la prohibición que impuso en 1993 a la firma de moda Yves Saint-Laurent, cuando esta lanzó un perfume llamado Champagne. Y en 2013, la tecnológica Apple tuvo que cambiar el nombre del color champán con el que promocionaba sus teléfonos iPhone, al de oro, pues el comité amenazó con llevarla a los tribunales.
De la tierra a la copa
Una de las dudas más comunes de los adeptos de esta bebida es la manera en la que se sirve correctamente. En una de las escenas más famosas de la película El Gran Gatsby (2013), el protagonista, interpretado por Leonardo DiCaprio, hace un brindis que el mundo digital ha inmortalizado en forma de gifs que se difunden por WhatsApp o Twitter. El actor brinda con la copa Pompadour, que, aunque es muy fotogénica, no es la más recomendada. Una mejor opción es la tradicional copa flauta, pues su forma alta y delgada preserva las burbujas. Lo más recomendado es utilizar una copa de vino blanco, que pronuncia los aromas del vino y es la más sugerida por los conocedores. En cualquier caso, hay que procurar servir el champán a una temperatura de entre 7 y 9 grados centígrados y la mejor manera de enfriarlo es colocarlo en una cubeta, con una mitad llena de hielo y la otra de agua, durante 20 minutos.
Un buen espectáculo
Los buenos principios son memorables. En el ámbito del champán se puede optar por abrir las botellas de una forma espectacular: con una espada. La técnica, conocida como degüelle, solo se practica en ciertas ocasiones ceremoniales y se hizo famosa por Napoleón y su ejército, quienes la realizaban para celebrar sus victorias. La recomendación es hacerlo solo si se tiene práctica y conocimiento previo. Aunque, si se quiere entretener a los amigos mientras se bebe champán de una manera menos arriesgada se podría introducir una pasa en la botella, su efecto podría ser hipnótico, pues viajará constante- mente de arriba abajo.
Abrir con cuidado
Un corcho de champán puede alcanzar una velocidad de aproximadamente 64 kilómetros por hora, así que más vale ser precavido: es más probable morir a manos de un corcho de champán voladora que por el piquete de una araña venenosa. Por otra parte, el vuelo más largo de un corcho ha sido
de 54 metros.
Otros ritos
Además de los eventos sociales, hay tradiciones en las que la bebida es indispensable, como el bautizo de los barcos. Esta práctica comenzó en Babilonia, donde se vertía líquido sobre el casco de las naves para buscar agujeros. A finales del siglo XX, el champán fue la bebida preferida para comenzar la travesía con el pie derecho.
Sed mundial
Cada año se producen más de 300 millones de botellas de champán. En eventos como el torneo Wimbledon se sirven 28 mil de estas botellas, pero no hay que preocuparse por alguna escasez: se estima que hay aproximadamente mil millones de botellas de champán guardadas en el mundo.
Elixir
Al champán también se le han atribuido propiedades curativas. En los años 30, la comunidad médica francesa aseguró que era efectiva para combatir la depresión y enfermedades infecciosas como tifoidea y cólera. Más aún: una investigación de la Universidad de Columbia demostró que el champán contiene proteínas que son benéficas para la memoria a corto plazo, por lo que beber de uno a tres vasos a la semana sería ideal para probar sus efectos. Además, a menudo es la opción más dietética en un bar: una copa (118 ml) contiene 84 calorías.
Limpieza profunda
La bebida no ha librado las excentricidades de algunos de sus seguidores, quienes la emplean para otros usos. Por ejemplo, la actriz Marilyn Monroe, considerada la mujer más sensual del siglo XX, llevó a otro nivel el baño de burbujas cuando se metió en una tina llena de champán. Para hacerlo necesitó 350 botellas. Otro uso que hoy nos sorprende es aquel que le daban los hombres de la alta sociedad inglesa del siglo XIX, quienes la usaban para limpiar sus zapatos.
Oro líquido
Algunos productores han impuesto precios estratosféricos para los más exigentes. La botella Taste of Diamonds, de 2013, cuesta 2.07 millones de dólares (más de 40 millones de pesos). La razón de este precio tan elevado es la botella: el logotipo está hecho a mano en oro de 18 quilates, coronado por un diamante blanco de 19 quilates. Quizás quien la compre podría brindar solo por el hecho mismo de haberla adquirido.