
Bajo un clima cada vez más extremo, las bodegas del archipiélago ya recogen las primeras uvas, fieles a un calendario adelantado y a una viticultura de resistencia.
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Cuando muchos aún están de vacaciones o ni siquiera las han comenzado, en las Islas Canarias ya empiezan a cortar uva. La vendimia 2025 en este rincón atlántico vuelve a ser la primera de Europa, habiendo comenzado el lunes 21 de julio, en pleno corazón del verano.
El primer corte de uva de Canary Wine se produjo en la Finca El Sordo, en Tetir (Fuerteventura), donde la Bodega Gavias El Sordo desafía año tras año unas condiciones extremas: escasez crónica de agua, sol intenso y vientos que no dan tregua. Pero así es el vino canario: tenaz, resiliente, profundamente ligado a un paisaje donde el viñedo es casi un acto de fe.
A esta temprana vendimia majorera se han sumado ya las fincas del sur de Tenerife, donde bodegas como Viñátigo, Finca Escudero o Viña Zanata recogen las primeras uvas con las que elaborarán esos vinos con aromas volcánicos y a salitre.
Una cantidad que mengua y una calidad que se mantiene
El Consejo Regulador de la DOP Islas Canarias anticipa una campaña corta: la brotación ha sido irregular y la meteorología ha hecho mella en la producción. Eso sí, una menor cantidad no impide que la uva sea de gran calidad.
El patrimonio vitícola de Canary Wine es único y cuenta con distintas variedades autóctonas, muchas de ellas prefiloxéricas, cultivadas en escarpadas terrazas o sobre ceniza volcánica. La industria vitivinícola del archipiélago destaca por su respeto al entorno, por trabajar la tierra sin prisas y por hacer de cada vendimia una celebración de la uva, del vino y de la identidad.

Sigue a la autora: @alexandrasumasi
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