
Una de las botanas favoritas de los mexicanos son los cacahuates japoneses. Crujientes y salados, pero de alguna manera ligeramente dulces. Y si les agregas limón y salsa, el resultado es todavía mejor. ¿Te sorprenderías si te contáramos que estas adictivas botanas son de origen mexicano?
También te puede interesar: Los efectos que tiene la comida chatarra en tu cuerpo
En 1945, Yoshigei Nakatani, un inmigrante japonés que vivía en México cocinó una pasta de harina y soya y la incorporó a los cacahuates. Comenzó a venderlos en El Barrio de La Merced en la Ciudad de México y su negocio tuvo tanto éxito que fundó la marca Nipón en 1975.
El mercado del cacahuate japonés causó furor en 1980 y otras marcas como Barcel y Sabritas entraron a la competencia. A partir de ese momento Nipón perdió terreno, pues ni el proceso de elaboración ni el producto se patentaron.
También te puede interesar: Botanas que no necesitan de un horno
La inmigración japonesa a México comenzó a fines del siglo XIX durante el mandato de Porfirio Díaz. Al principio, los colonos japoneses eran en su mayoría agricultores y cultivaban café en Chiapas. Algunos fueron enviados a ciudades como Guadalajara y Ciudad de México. Yoshigei Nakatani, emigró de Japón a Manzanillo en 1932 y posteriormente se estableció en la capital. Esta historia no termina aquí pues en Japón a este tipo de frituras se les conoce como cacahuates mexicanos y en el empaque encuentras a un mariachi. Curioso, ¿cierto?