Canfranc Estación: leyenda e icono del Pirineo
Foto: Manolo Yllera.

Considerado por el Financial Times como “una de las mejores aperturas del mundo” en 2023 y elegido por The New York Times como uno de los destinos que visitar este 2025, Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel, es un lugar único en el corazón del Pirineo Aragonés que merece ser recorrido, al menos, una vez en la vida.

Por el cromatismo paisajístico y la abundancia de frutos en los bosques, otoño es una época ideal para descubrir este 5 estrellas Gran Lujo que complace en gran manera a los que aman los detalles, llave del éxito (y Michelin) de la reconversión de uno de los complejos ferroviarios europeos más importantes del primer tercio del siglo XX en uno de los complejos hoteleros más extraordinarios del siglo XXI.

Foto: Manolo Yllera.

La excepcionalidad empieza en la recepción, histórico vestíbulo de la Estación Internacional de Canfranc inaugurada en 1928 para unir España y Francia por tren, declarada Bien de Interés Cultural en 2002, parte del Patrimonio Histórico Cultural Ferroviario, y recuperada por Barceló Hotel Group a través de un ingente proyecto de rehabilitación e interiorismo en el que se ha respetado y reforzado su ADN con la ayuda de profesionales de acreditada trayectoria en diferentes disciplinas.



Con servidumbre de paso, el lobby es uno de los espacios más singulares y transitados de este resort gourmet de diseño estilo art déco, obra de Ilmiodesign, gracias a la recuperación del suelo original de la parte central y de las antiguas escaleras que daban acceso a la terminal. Lo son también los casi infinitos pasillos que acogen sus 104 habitaciones totalmente equipadas, confortables, elegantes y cierto aire nostálgico provocado por las reproducciones de fotografías antiguas y los fragmentos de piezas del edificio original igualmente recuperadas, que se reparten equitativamente en dos alas: la francesa (norte) y la española (sur). En la segunda se concentran las propuestas enogastronómicas del destino.

Foto: Manolo Yllera.

Comer, beber y amar la tierra

El canfranqués Eduardo Salanova y la oscense Ana Acín lideran la cocina y la sala de este icónico proyecto que dispone de cuatro espacios para sibaritas: en el interior, Art Déco Café y El Internacional; en el exterior, y a pie de vías, 1928 y Canfranc Express (1 estrella Michelin y 1 sol Repsol).

Art Decó Café, el bar de tapas y cafetería del complejo, es la antesala de las experiencias gourmets diseñadas conjuntamente por el chef y la sumiller y del contiguo El Internacional, homenaje al hotel del mismo nombre que antaño operaba en la estación ferroviaria y evocación al servicio que se ofrecía. “Hemos querido darle una nueva vida y que puedan encontrar aquí esos platos imprescindibles en cada parada, las sonrisas y el buen vino, para que permanezcan los sabores que dan forma nuestra identidad”, anuncian al comensal. Y así es.

Foto: Manolo Yllera.

En horario de almuerzo y cena, ofertan platos a la carta y un menú degustación, ‘El Transpirenaico’, —con tributos a los cortes de carne más nobles, como el Ternasco de Aragón, y a la cocina popular y familiar, léanse las Migas del Pastor o el flan de la abuela Angelines—, más un excelente buffet de desayuno para los huéspedes del alojamiento.

En 1928, coche-cama original rehabilitado y ambientado en los trenes de lujo que cruzaban Europa en los ‘años dorados’, solo sirven cenas. Dos ‘trayectos’ de alta cocina franco-aragonesa y diferente duración con vinos e hilo musical que los armonizan. El más corto, ‘Urdós-Canfranc’, rememora la unión de los dos pueblos y el enriquecimiento vital de sus habitantes quienes “compartieron historias, productos, recetas ancestrales, los mejores remedios y sobre todo el amor a la montaña”. El más largo, ‘Le Grand Voyage’, se inspira en la gran inauguración del 18 de julio de 1928, con la visita del Rey Alfonso XIII y el Presidente de la Republica Monsieur Gastón Doumerge, y “en la ilusión de todo un pueblo por difundir su historia, para conservar su valor y consolidar su futuro”. Se mantiene vigente. La prueba, in situ, cada verano en la misma fecha.

Foto: Manolo Yllera.

Este amor de ida y vuelta se aprecia especialmente en las minutas, donde los apuntes a la geografía y a los artesanos que proveen despensa y bodega son constantes. “Trabajamos a 1.190 metros de altitud, tenemos el bosque a 150 metros y Francia, a pocos kilómetros. Jugamos con esta ubicación y con muchos pilares dentro de los procesos creativos”, resumen. El emplazamiento, el talento y la experiencia del tándem profesional así como su gestión del gran equipo de cocineros y camareros que viajan con ellos se traduce en distintas versiones de los mejores ingredientes locales y de temporada. La más creativa, en Canfranc Express, el vagón-restaurante de cocina de autor que pone en valor y reinterpreta el rico legado culinario aragonés a través de un único menú degustación, con una veintena de pases, exclusivo para 8 comensales en horario de mediodía (con visita personalizada previa y ‘pasaporte-recordatorio’ final).

“En otoño llegan las setas; la trufa fresca de Graus, comarca de Ribagorza, y de Sarrión, en la sierra turolense de Javalambre; y los boliches de Ascara, legumbre autóctona del Pirineo que se comercializa con fines solidarios bajo la denominación “Legado de Ascara”, detalla Eduardo Salanova. Son habituales los quesos, el calostro y el requesón de O Xortical, un pequeño negocio familiar entre Canfranc Pueblo y Villanúa; igual que el Cordero Agnei Ibérico, “el Kobe de los Pirineos”, del Grupo Cooperativo Pastores. O los fermentados, que aparecen en los platos y en la exhaustiva, evocadora y poética carta líquida de más de 1.000 botellas creada por Ana Acín, entre las que sobresalen joyas vinícolas de elaboradores aragoneses que la directora de sala marida de manera imaginativa y sorprendente.

Una biblioteca con ‘twist’

De vuelta a la ala francesa, tras dejar atrás salas de reuniones y gimnasio y Welness spa, otra parada obligada: La Biblioteca, el lounge bar manejado por la mixóloga Valentina Vandici. La antigua estafeta de correo de la Estación Internacional de Canfranc es el escenario particular de la máster en coctelería, cuya filosofía frente a la sala y el cliente está plena sintonía con la propiedad y los tiempos. Vandici elabora sus propios zumos y siropes con ingredientes 100% naturales que usa en una carta dividida en cócteles clásicos y de autor inspirada en el imaginario de la antigua terminal ferroviaria. Entre las creaciones, su premiado ‘Rey Salomón’, aunque el “flow” de su trabajo y del oficio está en la improvisación, en escuchar y acertar las peticiones del consumidor. Todo un espectáculo verla en acción.

Última estación: el recuerdo

La provincia de Huesca en general, y la comarca de La Jacetania en particular, en la que se integra este concepto hotelero único, está viviendo un interesante resurgimiento de explotaciones y negocios familiares agroalimentarios. Visitarlos y comprar sus productos puede sumar a las experiencias exclusivas y genuinas sugeridas por el propio destino, organizadas en colaboración con pequeñas empresas y proveedores locales. Turismo de lujo, de naturaleza, enogastronómico, reparador, consciente y responsable. El viaje perdura.

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